Los QR tienen el poder de agilizar las interacciones entre las empresas y sus clientes
Los códigos QR (de respuesta rápida, en inglés) se han convertido en una herramienta multipropósito para los profesionales encargados de la promoción de marcas. Asimismo, estos símbolos son muy apreciados en el mundo del marketing debido a su facilidad para trasladar a los usuarios a distintos entornos digitales. Esto puede ser hacia una página web, un perfil de redes sociales o una tienda en línea.
De esa manera, los QR tienen el poder de agilizar las interacciones entre las empresas y sus clientes. Dichas condiciones propician experiencias optimizadas al usuario y, por ende, mayores probabilidades de fidelización. Sin embargo, todo no es color de rosa. Por ello, al momento de informarse sobre cómo crear un código QR también es necesario familiarizarse con los errores más comunes que se deben evitar.
A continuación, se profundiza al respecto.
Errores más comunes en el diseño de un código QR
Elegir una imagen de baja resolución
La imagen de un código QR nunca puede ser borrosa ni pixelada. Evidentemente, un símbolo con mala definición será más difícil de escanear en comparación a otro con sus bordes bien delimitados. Lo peor de todo es la posible pérdida de tiempo ocasionada al cliente. Esto degrada la experiencia del usuario y reduce significativamente las probabilidades de éxito de la campaña.
El método más práctico de prevenir este problema es utilizar un software para crear códigos QR recomendado. Al fin y al cabo, los mejores proveedores del mercado ofrecen una relación costo-beneficio muy favorable para los encargados del marketing. Adicionalmente, las herramientas generadoras de QR con mejor reputación permiten probar el ideograma en distintos tipos de dispositivos (para asegurar que sea fácil de escanear).
Uno de los errores más frecuentes en las campañas de marketing con códigos QR es no responder a la pregunta “¿por qué debo escanear?” antes de comenzar. No basta con colocar la frase “escanéame” al lado del símbolo sin proponer un valor añadido. En consecuencia, es indispensable elaborar un contexto que sirva como llamado a la acción por parte del potencial consumidor de un producto o servicio.
En este punto, el potencial consumidor debe recibir claramente la información de cuál sería su recompensa o retribución si decide escanear el ideograma. Dicho estímulo puede ser un cupón descuento, acceso a contenido exclusivo, algún complemento especial o simplemente un canal más rápido de soporte al cliente. Al ofrecer un propósito claro, es más probable que los usuarios utilicen el código y se enganchen con la marca.
Aunque parezca un error tonto, no es extraño encontrarse algunos códigos QR colocados en ubicaciones o superficies no tan adecuados. Esto sucede porque los diseñadores de la campaña no deliberan lo suficiente cuál es el mejor lugar posible para colocar el ideograma. En este sentido, el sitio ideal es aquel en donde puede ser escaneado fácilmente por un smartphone.
Un ejemplo clásico de buena colocación es en la esquina inferior derecha en las tarjetas de presentación o en las cajas. ¿Por qué? Bueno, más del 80 % de la población mundial es diestra, por lo tanto, tienden a utilizar el celular (o cualquier otro dispositivo escogido para escanear) con esa mano.
Invertir la trama de color puede hacerlo ilegible o menos escaneable, lo cual, resulta en pérdida de oportunidades para enganchar a los posibles consumidores. Para prevenir este error, es importante comprobar que el símbolo tenga un alto contraste con el fondo. Igualmente, los colores elegidos deben ser compatibles con la mayoría de aplicaciones de escáner de QR.
Los códigos QR deben tener dimensiones mínimas de al menos 2x2 centímetros (en su configuración de impresión o cuando es desplegado en una pantalla). Del mismo modo, el tamaño debe ir en proporción con la cantidad de contenido programado en el símbolo. En complemento, el ideograma debe tener suficiente espacio y contraste para que se distinga bien del resto de la superficie o interfaz en donde está colocado.
Si después de evitar los cinco errores descritos previamente no se revisa el rendimiento del código antes de publicarlo (o imprimirlo), todo habrá sido en vano. Específicamente, la comprobación sirve para identificar posibles enlaces rotos que produzcan molestias en los usuarios.
Por último, se debe chequear si el símbolo es escaneable en distintas condiciones de iluminación y por cualquier dispositivo con un software diseñado para ello.
Percibir a los códigos QR como imágenes estáticas
Aunque —especialmente si están impresos— los códigos QR pueden parecer inertes, en realidad, son botones digitales. Por consiguiente, estos símbolos no pueden aparecer sin un contexto que sea congruente con la información contenida o, peor aún, ser colocados en un espacio o pantalla en blanco.
Por este motivo, siempre es conveniente tener en cuenta la función de enlace desempeñada por los QR entre el mundo físico y los entornos digitales.
Anteponer la forma y la estética del código QR a su funcionalidad
Por más llamativo y estéticamente bien logrado que sea, un código QR es inútil si no puede cumplir con las funciones necesarias para la campaña de marketing. De hecho, vincular un ideograma a un sitio web genérico o aburrido puede ser verdaderamente contraproducente para la marca (es decir, una irresponsabilidad monumental). Por último, los encargados de promocionar una marca deben conocer los aspectos apuntados a continuación: