OPINIóN
Actualizado 26/09/2023 07:59:02
Francisco Delgado

El doloroso fenómeno del acoso escolar es tan antiguo como la humanidad y está extendido por todo el mundo, salvo pocas excepciones.

Es una de estas conductas grupales de los seres humanos que bien vía aprendizaje, bien por herencia genética el hombre, los niños, los adultos, supuestamente más “fuertes”, lo utilizan contra los más “débiles”, o los “diferentes” para su control, o, en muchos casos, exterminio.

La diferencia entre la actualidad, en las escuelas del presente y las de los siglos pasados, es que el acoso actual se presenta con más violencia ( muchas veces con más sadismo) y con más frecuencia dentro de los recintos educativos.

Pero lo complejo de la conducta del acoso escolar es que no es una conducta compulsiva del más fuerte contra el más débil, sino que tiene una intencionalidad del grupo: el grupo intenta mediante la elección de un “chivo expiatorio” solucionar las tensiones agresivas que anidan en su interior, encauzando fallidamente la salida de su agresividad (dirigida en su origen contra otro agresor más fuerte o temido). Además, lo complejo de esta táctica es que es inconsciente: el grupo no sabe ni por qué ni para qué está desviando su agresividad.

El hecho de que los niños y jóvenes presencien con frecuencia en la televisión, en el barrio, en la vida familiar, conductas similares a la del “chivo expiatorio”, refuerza el sentimiento de “normalidad” del acoso contra el débil.

Por todo ello es difícil resolver el conflicto creado por el acoso escolar dentro de las aulas. Pero no es imposible:

-Nombramos aquí los métodos o estrategias que no son útiles y aquellos que señalan el camino para una solución:

- El castigo (o expulsión del colegio) al agresor o agresores es una parcial solución; parcial porque los castigados van a tender a repetir la conducta en la siguiente escuela o instituto.

- La formación mediante charlas y teorías sobre las bondades de la no agresión, normalmente tiene escasa validez, pues no es en el terreno cognitivo donde se juegan las pasiones y conflictos.

- Es a través de reuniones moderadas por alguna autoridad académica o un psicólogo especialista, en un clima de confianza, en el que los alumnos tengan claro que no es la sanción lo que se busca, sino resolver el conflicto creado; varias reuniones son siempre necesarias. Las citamos:

-todos los miembros de la “pandilla” acosadora, sin la víctima presente,

-al menos otra reunión de todos ( los acosadores y la víctima juntos),

- al menos una reunión de todos los alumnos de la misma clase, invitados a expresar libremente su punto de vista

- alguna reunión con la familia de la víctima y también con la familia del líder de los acosadores.

Pues los conflictos grupales han de ser tratados siempre grupalmente. Si alguien quiere reducir la causa del problema a un alumno con déficit de control emocional u otra psicopatología, se encontrará con que la tozuda realidad aparecerá de nuevo con otro “malo” que, con la ayuda de sus seguidores, acosará a otro supuesto débil.

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