Adentro en el silencio del espíritu
recoge de la infancia unos momentos
flotando en el alma como barcos
camino a la memoria renacida.
Arriba a una hondura no sabida
ahí donde las cosas se sostienen
en vilo en la mirada de los ojos
dormidos en el sueño recordado.
Navega el poeta esos rumbos
distantes como islas extraviadas
allá donde el océano se abre
a una inmensidad no calculada.
Encuentra lo perdido y lo suelta
sin ver cómo se hunde a sus espaldas.