OPINIóN
Actualizado 19/09/2023 07:51:32
Francisco Delgado

Como el buen periodismo que trabaja con investigaciones “in situ”, muchos de los problemas que se presentan al ciudadano medio los conocemos por haberlos sufrido directamente en nuestras carnes. Cuando nos ocurre algún inesperado conflicto con una institución bancaria o de otra naturaleza, sabemos que somos uno más de los cientos o miles de sujetos que les ha ocurrido algo similar en nuestro país. Pero nunca aparecen en los medios titulares claros y concretos de qué está pasando por ejemplo, entre el cliente frustrado ( con gran frecuencia un jubilado) y “su” banco.

Por esta razón estamos obligados a contar el caso particular, sabiendo que no estamos dando cuenta de nuestro caso, sino de uno más entre muchos cientos.

Una de las quejas más frecuentes que tienen (tenemos) los jubilados con el trato que recibimos de los bancos es la información sobre el producto ( el tipo de inversión, de cuenta, de fondo) que queremos conocer y quizás contratar. Es una información en general muy deficiente y poco clara y a veces incluso no veraz. Como me ocurrió hace poco con un banco con sucursales en Salamanca: Si yo le pregunto a la encargada de esta información que deseo contratar un “producto” (en lenguaje bancario) cuya característica principal sea QUE LA CANTIDAD INVERTIDA ESTÉ GARANTIZADA, no hay que tener ningún estudio de economía ni finanzas para dudar de lo que pido: que el dinero invertido no fluctúe por ninguna de las múltiples variables que el mercado pueda producir . Pero su respuesta (como me ocurrió) puede ser ambigua, futurible…y lo que es peor, no acompañada de ningún documento escrito.

Al comprobar a las pocas semanas que mi “producto” era muy variable y, por supuesto, en descenso, me quejé al banco y me derivaron a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores). Redacté un primer informe a este organismo y se abrió un proceso que duró varios meses: al final, la CNMV falló a mi favor diagnosticando una mala praxis del banco.

Pero ¡cuál sería mi sorpresa con la respuesta del banco ante la sentencia de la CNMV! Como la sentencia no es ejecutiva, lo único que hizo el banco fue escabullirse de la cuestión hablando de “otro departamento” que es el que debería resolver mi petición de reintegrarme la cantidad perdida hasta ese momento, por su mala praxis. Y me quedé así, con los ojos como platos, sintiéndome completamente desprotegido frente a una entidad bancaria, no española, sino sucursal de un banco de esos países nórdicos que de vez en cuando nos califican a los españoles y otros vecinos del sur de Europa de vagos, mal cumplidores de las normas y nada ahorrativos.

Ningún defensor del cliente bancario, ninguna Institución nacional es suficiente, hasta ahora, para proteger al cliente y hacer cumplir las normas establecidas.

De nuevo, con esta anécdota, tuve la sensación de que el mejor y único medio para defender los ahorros del trabajo de toda una vida es el calcetín.

Prefiero que la inflación vaya consumiendo mis exiguos ahorros, que un banco extranjero, negociando en mi país, me tome descaradamente el pelo.

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