El poder de las computadoras es imparable e impredecible. Eso nos tiene que hacer pensar que las posibilidades de progreso de la humanidad son incalculables. Los avances se realizan en muy poco tiempo y no se pueden prever. Pero ya no nos sorprenden, aunque en realidad en medio siglo ha cambiado el mundo y la sociedad donde vivimos. Yo he tenido el privilegio de asistir a esa trasformación. Aprendí a leer en una cartilla en torno a la mesa de un maestro rural con aquella cantilena la eme con la a ma¸ y mi mamá me mima y escribía en mi pizarra particular con el pizarrín. En los años setenta del siglo pasado llegué a tener una máquina de escribir eléctrica, pero por poco tiempo porque llegó el ordenador y empecé a escribir con él.Y con él sigo escribiendo, pero mucho más perfeccionado. Ahora también escucho una novela, a mi elección que me leen en un audio libro. Dicen los que saben de esto que la Inteligencia Artificial puede leer en pocos minutos todos los libros del mundo recogidos en internet. Los ordenadores comienzan en los años cincuenta, pero eran máquinas rudimentarias y pesadas que hoy se han convertido en un aparatito que llevamos en el bolsillo.
Los entendidos en el tema, científicos y técnicos, dicen que todo lo relativo a las computadoras, robots etc. avanza con tanta rapidez que no podemos predecir nada en absoluto. Los estados y muchas empresas digitales aspiran a lo que ya se llama Inteligencia Artificial General (IAG) que sería un salto cualitativo de la humanidad y que trasformaría el modo de vida de los hombres. ¿Para mejor o para peor? Muchos estados y empresas pretenderían dominar y controlar a la sociedad para su dominio y provecho económico. Por eso ya están surgiendo muchas voces, como la que oí hace pocos a de la Presidenta de la Comunidad Europea que dijo que hay que controlar por medio de leyes la Inteligencia artificial. Pues la inteligencia Artificial tiene que ver con la ética, la libertad y hasta con la vida del ser humano.