Los conflictos armados han causado más de 266.000 violaciones graves de los derechos de la infancia entre 2005 y 2020, según el último informe de UNICEF. 104.100 niños y niñas han sido asesinados o mutilados en situaciones de guerra; más de 93.000 han sido reclutados y utilizados por las partes en conflicto; al menos 25.700 han sido secuestrados; los contendientes han violado, casado a la fuerza, explotado sexualmente y cometido otras formas graves de violencia sexual contra al menos 14.200 niñas y niños.
David Ezquerro del Poyo
Defensor de los Derechos Humanos
El asesinato y la mutilación, el secuestro, el reclutamiento o la utilización en fuerzas armadas, los ataques a escuelas u hospitales, la violación o el sometimiento a otras formas de violencia sexual y la negación de acceso a la asistencia humanitaria son las seis violaciones graves de los derechos humanos que se ejercen contra los niños y las niñas en el mundo. Así se recogían en el Informe Anual del Secretario General de las Naciones Unidas sobre los Niños y los Conflictos Armados de 2005 y, desde entonces, en tan solo quince años, han sido más de 266.000 las violaciones graves de los derechos de la infancia verificadas por la ONU.
En su último informe —titulado 25 años de conflictos armados y la infancia: actuar para proteger a los niños y niñas en la guerra— el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) analiza más de treinta situaciones de conflicto en todo el mundo. La crudeza de los datos es máxima entre 2005 y 2020: más de 104.100 niños y niñas han sido asesinados o mutilados en situaciones de guerra; más de 93.000 han sido reclutados y utilizados por las partes en conflicto; al menos 25.700 han sido secuestrados; los contendientes han violado, casado a la fuerza, explotado sexualmente y cometido otras formas graves de violencia sexual contra al menos 14.200 niñas y niños; y otros tantos han sufrido más de 13.900 incidentes de ataques contra escuelas y hospitales y no menos de 14.900 incidentes de denegación de acceso humanitario.
Ante este panorama, la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, ha declarado con severidad que el mundo ha fracasado en su labor de proteger a su infancia y que «las violaciones graves devastan a los niños, las familias y las comunidades, y desgarran el tejido social, lo que hace aún más difícil restaurar y mantener la paz, la seguridad y la estabilidad. Debemos negarnos a aceptar las violaciones contra la infancia como un resultado inevitable de la guerra».
Las cifras son muy preocupantes, más aún si tenemos en cuenta que en vez de reducirse han ido aumentando con los años y, por ejemplo, el número diario de violaciones de los derechos de la infancia se ha situado en un indignante 71. Es decir, cada día que pasa, 71 niños y niñas sufren por culpa de los conflictos armados y de la inacción de quienes deberían protegerlos. Los más inocentes ven cómo los años de su infancia transcurren como una pesadilla. Algunos experimentan más de una violación y acaban en una situación de vulnerabilidad extrema. Por ejemplo, es común —sobre todo entre las niñas— la combinación del secuestro y de la violencia sexual. Mientras que otros menores no conocerán jamás otra vida, terminada la suya a causa de la guerra.
El informe recoge que en el último lustro los conflictos bélicos se han recrudecido, lo que ha concentrado las muertes infantiles en el tiempo y en el espacio: «el 82% de todas las bajas infantiles verificadas, es decir, unos 41.900 niños y niñas, se produjeron en sólo cinco situaciones: Afganistán (30%), Israel y el Estado de Palestina (14%), Siria (13%), Yemen (13%) y Somalia (9%)». Tan solo en 2020 casi la mitad de las víctimas de guerra infantiles fueron a causa de los ataques con explosivos: cerca de 3.900 niños muertos o mutilados. El informe también constató que los niños varones son los que más sufren estas violaciones —el 73% del total—, especialmente el reclutamiento, el secuestro y el asesinato, pero son las niñas las que sufren en un 98% la violación y otras formas de violencia sexual.
Además de a la repercusión de los conflictos armados en los niños, la organización dedica una parte importante de su informe a la colaboración entre la ONU y las partes en conflicto para poner fin y lograr prevenir las graves violaciones de los derechos de la infancia. Para conseguirlo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pidió a las partes en conflicto —tanto agentes estatales como no estatales— que elaboraran y aplicaran planes de acción concretos. Durante el quinquenio 2005-2020 fueron 37 los compromisos firmados y acordados entre las partes (el 70% con agentes no estatales) para proteger los derechos de los más pequeños. UNICEF destaca en su informe algunos ejemplos en Afganistán, República Democrática del Congo, Myanmar, Nigeria y Filipinas.
Los conflictos armados son una grave amenaza para los derechos de la infancia en todo el mundo. La guerra no puede ser la senda por la que caminemos hacia el futuro y, menos aún, si acaba con el futuro mismo, que representan los niños y las niñas del planeta. Los más de 100.000 niños víctimas desde 2005 deben servirnos para poner fin a esta indignante situación, que termina con la muerte de las generaciones venideras, pero comienza en el momento en el que sus derechos humanos son amenazados.