OPINIóN
Actualizado 24/08/2023 17:04:40
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Resulta triste y lamentable no poder disfrutar del río con la tranquilidad, limpieza y seguridad sanitaria que otrora tiempos deparara

Corría el año 1980, cuando Joan Manuel Serrat, publicó su LP “Serrat 12 Anys”, en el cual se incluía una de su más conocidas y magistrales canciones “Pare” (Padre) en cuya letra inicial el conocido cantautor decía: “Padre, decidme que le han hecho al río que ya no canta. Resbala como un barbo muerto bajo un palmo de espuma blanca. Padre que el río ya no es el río, padre antes de que llegue el verano esconded todo lo que esté vivo”.

Transcurridos cuarenta largos años desde que se publicó dicha canción, en las que su Autor, ya alertaba y preconizaba el incierto futuro de la naturaleza en todas sus vertientes, las cosas en ese aspecto no solamente no han mejorado, sino que han ido a peor, como todos sabemos, la industrialización descontrolada, incendios, vertidos ilegales, contaminación y muchos otros factores contaminantes, han colaborado en la destrucción de grandes espacios naturales, la de los mares, ríos y bosques.

Los ríos son ecosistemas muy importantes, que siempre han contribuido al crecimiento económico de la sociedad, actualmente la contaminación existente en la mayor parte de ellos pone en peligro la salud pública, la industria pesquera de agua dulce y el uso de sus caudales para el riego y la recreación y su desagüe final en los océanos con las consiguientes repercusiones negativas en tales zonas marinas.

La creciente demanda de energía hidroeléctrica, ha impulsado la construcción de presas que alteran y fragmentan los ríos y afectan muy negativamente a su vida acuática y a su entorno, haciéndose necesarios planes de actuación inmediatos, para corregir tales perjuicios sobre la biodiversidad. Protegiendo los ríos, como el resto de la naturaleza, nos protegemos a nosotros mismos.

Las anteriores manifestaciones y el objeto fundamental del presente artículo, no es otro, que a traer a colación la lamentable situación de las aguas que transporta hasta nuestra localidad, nuestro Río Águeda, como todos los asiduos al mismo llevamos comprobando este verano, en que cada día que pasa, su aspecto es peor y resulta menos atractivo para el baño diario, por motivos que realmente desconocemos, pero que todos suponemos o intuimos.

Los que a lo largo de muchos veranos, uno tras otro, hemos disfrutado del Río Águeda, recordamos un río limpio, de aguas claras, en el que podía apreciarse el fondo, sin grandes complicaciones, en el que podía practicarse la natación, la pesca y el baño de solaz, con absoluta sensación de tranquilidad y de limpieza, actividades que ahora se han visto aumentadas con los descensos en piragua, organizados por empresas mirobrigenses, que tanto colorido proporcionan al río y que a tantos aficionados al remo atraen a lo largo del verano.

El primer cambio importante en el aspecto de nuestro río y en la calidad de sus aguas, se produjo con la construcción del puente de la autovía, a la altura de los Cañitos, dicha obra, contribuyó muy importantemente a disminuir la profundidad de su caudal, con motivo de los escombros sobrantes de la obra, que obligaron posteriormente a efectuar un dragado en la zona de La Pesquera.

El segundo cambio importante, se produjo con la construcción del Pantano de Irueña, que con el movimiento de sus turbinas, levanta el lodo del fondo, enviándolo río abajo, amén de la frialdad del agua, como hemos comprobado los últimos veranos, que exigía fuerza de ánimo para el baño.

Ni cuestiono, ni infravaloro, los beneficios que ambas construcciones han supuesto para Ciudad Rodrigo y pueblos de la Comarca, evitando riadas y la escasez de agua en muchos pueblos, durante la época estival, pero resulta triste y lamentable, que ahora que disfrutamos de unas alamedas extraordinarias, limpias, sin maleza, con riego automático, con buenos accesos, aparcamientos, aseos, que permiten que cientos de mirobrigenses y visitantes disfruten de su frescor a lo largo del verano, no puedan ahora, disfrutar de su elemento principal, que no es otro que el propio río, o al menos, con la tranquilidad, limpieza y seguridad sanitaria que otrora tiempos deparara el Río Águeda.

La situación expuesta, conocida y reconocida por todos los usuarios del río, exige y demanda la intervención inmediata de los Organismos competentes, bien sea de carácter nacional, autonómico, provincial o local, llevando a cabo las investigaciones necesarias, para conocer el origen de los supuestos vertidos, que se aprecian a simple vista y la adopción de las medidas necesarias y oportunas para acabar con tan ilegales actuaciones, para que nuestro río vuelva a tener el aspecto y la apariencia de río limpio y sano que siempre ha tenido.

En tiempos en los que recientemente nuestra localidad se ha visto privada de importantes servicios para la comunidad como el Parque de Bomberos, y el inminente cierre del Palacio de Los Águila, se debe luchar para evitar perder otros aspectos importantes como el que nos ocupa, que supondría como consecuencia inmediata, una disminución muy importante del turismo veraniego que anualmente acude a las riberas del Águeda, durante el periodo estival, para de ese modo, poder contar y disfrutar en su totalidad, de un espacio natural y tan bello como son nuestras alamedas y nuestro río.

Ángel Agudo

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