OPINIóN
Actualizado 03/08/2023 18:07:04
Manuel Rodríguez Fraile

Durante una visita al Museo del Prado en 1912, Florine Stettheimer, pintora modernista nacida en Rochester, Nueva York, pudo ver por primera vez, a sus 40 años cumplidos, La maja desnuda de Francisco de Goya. Aquella imagen le impactó tanto que 3 años después ella misma se autorretrato también completamente desnuda, siendo así la su obra, ‘A Model’, el primer autorretrato desnudo creado y expuesto[1] por una mujer. Florine, es una de tantas mujeres con excepcionales habilidades en la creación artísticas que han sufrido el Efecto Matilda

Otra, también relacionada con Goya por haber sido su ahijada y discípula (los rumores de la corte decían que era hija suya y de su ama de llaves) fue Rosario Weiss, de la que Don Juan Antonio Rascón, noble, político y diplomático del siglo XIX, dijo tras su muerte: Era una gran mujer, y ésta sola circunstancia debiera haber bastado para que con más entusiasmo se ensalzara su mérito y se llorara su fin; porque si son dignos de admirar los talentos de aquellos hombres que han logrado sobresalir en la profesión a la que ella se dedicara, mucha más alabanza merece ser mujer que sobreponiéndose a las dificultades que le ofreciera su sexo ha sabido vencerlas con éxito.

Rosario, nace en Madrid en octubre de 1814 y 10 años después viaja junto a su familia a la ciudad francesa de Burdeos, donde su madre desempeñará el cargo de ama de llaves de Francisco de Goya hasta la muerte del pintor en 1828. Pocos años después regresó a Madrid.

Durante su estancia en Francia se formó en pintura neoclásica destacando por la perfección de sus dibujos. Ya en la capital de España, Rosario comenzó enseguida a trabajar como copista de los grandes maestros en el Museo del Prado y en la Academia de San Fernando, en la que en 1840 - con sólo 26 años - fue la primera mujer en obtener el título de Académica de Mérito en pintura. Además de realizar multitud de retratos a personajes de la burguesía liberal como Mesonero Romanos, Zorrilla, Espronceda o Larra.

Dos años después será nombrada Maestra de dibujo de la reina Isabel II y de su hermana, la infanta Luisa Fernanda, el máximo reconocimiento profesional a una mujer en su tiempo que, lamentablemente, ejerció durante menos de un año ya que falleció a los 28 a causa del cólera.

Clara Peeters nació en la ciudad belga de Amberes un par de siglos antes que Rosario Weiss, en 1594, era hija y nieta de pintores por lo que desde muy joven dominó las técnicas artísticas. Con 14 años realizó su primera obra, ‘Bodegón de galletas’, que alcanzó una gran popularidad.

Esta pintora flamenca fue quien introdujo los bodegones o naturalezas muertas en los Países Bajos, en ellos ‘escondía’ en muchas ocasiones su autorretrato[2], una técnica que imitarían artistas como Van Gogh, Grete Stern o Eduardo Naranjo. Por desgracia, en aquellos primeros años de la Edad Moderna, además de que había escasísimas mujeres que se dedicaran a la pintura, no se les permitía ni estudiar y mucho menos pintar el dibujo anatómico de cuerpos masculinos desnudos, razón por la que casi todas ellas se dedicaron a crear paisajes y sobre todo bodegones.

El Museo del Prado de Madrid cuenta con 4 de sus mejores obras y Clara Peeters, en 2016, se convirtió en la primera mujer pintora protagonista de una exposición en dicha institución.

La escritora británica Virginia Woolf dijo: La historia de la mayoría de las mujeres está oculta por el silencio o por adornos que equivalen al silencio. El Efecto Matilda es uno de esos silencios que oculta la historia de grandes mujeres.



[1] Biblioteca de Arquitectura y Bellas Artes de Avery, Manhattan, Estados Unidos.
[2] Generalmente en los reflejos de las copas, jarrones, vasijas, frutas o mobiliario doméstico.

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