OPINIóN
Actualizado 05/08/2023 13:04:52
Manuel Rodríguez García Marogar

Ahí está el calendario de la Liga. 38 partidos por jugar. Muchos intereses en juego, dinerarios y de los otros. El prestigio de unos y otros está en juego. Si quiero presumir de mi equipo, éste debe ganar sistemáticamente y para que la dicha sea perfecta también debe perder el contrincante deseado.

Curiosamente, no todos son seguidores de aquellos equipos que más ganan, es un fenómeno sociológico seguir a equipos que pierden más que ganan, que se conforman con 40 puntos, o así, que dan para mantener la categoría. Y acaban criticando a “los figuras” de los buenos equipos mientras que a los “tuercebotas” de su equipo del alma los alaban hasta la extenuación.

Esa es la esencia del fútbol, una ilógica sobreentendida, un alegrarse no por las victorias sino por las derrotas del equipo odiado. Lógicamente, el árbitro es un enemigo a batir porque siempre les perjudica, el juego no tiene mayor importancia sino el resultado final al menos si suma algún punto.

Con estas premisas, sería muy difícil discutir aquella jugada de la mano involuntaria, el fuera de juego dudoso, o la patada “sin querer-queriendo…” Las faltas de mis jugadores siempre irán precedidas de un toque previo del balón, el contacto nunca existió, como para discutir que todavía existe una norma en el Reglamento que reza así: “Dar o intentar dar…”

Todos los apasionamientos nos dirigen a una visión parcial de los hechos. Tan solo la educación deportiva permitirá objetivar el conjunto del partido. Pero es que a estas alturas ni siquiera el tenis, o la esgrima, son deportes de “caballeros” por eso existe el “ojo de halcón” o las señales lumínicas que determinan el tocado con el sable del contrario…

Así que tendremos que esperar a mantener la tolerancia deportiva, a todos nos gusta ganar pero debemos aprender a perder, sobre todo a los acostumbrados a ganar.

3 de agosto de 2023.

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