El primer edil recuerda un año después el trágico incendio y asegura que “si no es por la gente, se nos quema el pueblo entero”
La localidad de Morasverdes intenta recuperar la normalidad tras la situación que vivieron por culpa del incendio acaecido hace ahora un año. 12 meses después, su alcalde, Alejandro García Saturio, recuerda lo vivido: “Vi a la gente mayor muy desolada, había gente que tiene parcelas, por ejemplo, de reforestaciones de encinas de hace 25-30 años que se han arrasado enteras. La gente ya venía tocada del tema de la pandemia, y luego sucedió esto que no se había visto en la vida. Fue muy duro”.
De hecho, el alcalde resalta que “si no es por la gente, se nos quema el pueblo entero”. En esa tarea fueron clave por un lado los agricultores y ganaderos del propio pueblo que se quedaron, aunque “nos quisieron denunciar, porque no querían que se quedase nadie, y menos mal que se quedaron”. Por otro lado, resalta García, “agradecer una y mil veces a los agricultores y ganaderos que se unieron de pueblos cercanos, incluso de toda la comarca, que se desplazaron con cubas, carrocetas privadas (y también públicas), etc. para echar una mano”.
Eso sí, de forma previa al intentar luchar contra el fuego, recuerda un episodio negativo, y es que los vecinos tuvieron que enfrentarse a los miembros de la Guardia Civil. “Les pidieron el DNI, y no les dejaban pasar, aunque a la gente le acabó dando igual porque ellos lo que pedían era entrar con su tractor para hacer frente a las llamas. Los vecinos tuvieron que venir a escondidas por caminos con la maquinaria y de esa forma es como se consiguió apagar las llamas o al menos que no fueran a más. Fueron momentos difíciles para todos, y cada uno defendía sus razones”.
Desde el punto de vista del alcalde, la clave de lo que acabó ocurriendo se produjo el jueves 14 de julio por la noche. “El fuego se podía haber atajado, y habríamos evitado que se hubieran quemado 10.000 hectáreas más, pero por la falta de medios y coordinación en la zona del Guindo, no se apagó. El incendio avanzó de forma voraz durante la madrugada del 15 de julio y, a primera hora de la mañana de ese viernes, se tuvo que ordenar el desalojo del pueblo (sobre las 8 a.m.). A partir de ahí, el viernes 15 de julio de 2022 fue un caos, terrible, incluido a nivel de medios. Lo más que hubo fue un helicóptero en todo el día, lo que provocó que se quemasen, sólo en el término municipal de Morasverdes, 3.300 hectáreas durante el fin de semana”, recuerda molesto.
Por su parte, recuerda que la UME se portó “muy bien” el sábado 16 y el domingo 17, “hizo su trabajo”. “Los forestales de la Junta el sábado también actuaron bien al estar el fuego cerca del casco urbano”.
Según señala el primer edil, “he visto muchos fuegos, y como este ninguno”, mencionando que incluso miembros de la Unidad Militar de Emergencias le comentaron que no habían visto esto en su vida: “Son fuegos de unas dimensiones y virulencia que no se han conocido”.
Como balance de daños, en Morasverdes no hubo que lamentar pérdida de ganado, y a nivel de inmuebles sólo se quemó una vieja casa abandonada, pero respecto a la afección de terrenos, Alejandro García Saturio pidió a las consejerías de Medio Ambiente y Agricultura que “fueran flexibles y que nos dejaran recuperar esto cuanto antes”.
Ha pasado ya un año desde aquellos fatídicos días y el paisaje sigue siendo desolador, aunque la naturaleza por sí sola se recupera tras las recientes lluvias; el color verde va predominando poco a poco.
Hace algunos meses, la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, se acercó a la zona afectada para ver los trabajos que se estaban llevando a cabo, sobre todo las labores de la Confederación Hidrográfica del Duero para la recuperación de las riveras o cauces de los ríos. Ya se ha hecho la corta de los pinos quemados y sacada la madera en el término municipal de Morasverdes. En cuanto a la zona de roble privada, llegada la primavera se ha visto que no han brotado, lo cual quiere decir que hay que cortarlos también, que es lo que los lugareños harán en invierno (otros ya lo hicieron el pasado) vendiendo la leña o bien utilizándola para consumo propio.
En cambio, las encinas pequeñas la mayoría brotaron esta primavera, no como árbol, pero sí como una nueva mata al no tener afectada la raíz.
Las ayudas a los agricultores de la zona de Morasverdes, según indica García Saturio, han llegado a los destinatarios por parte de Junta de Castilla y León. Les han pagado las pacas quemadas, recibiendo también una cantidad de dinero por hectárea de pasto quemado, o lo que es lo mismo, hectárea sembrada y quemada; ayuda que ha servido de mucho para poder comprar alimento para el ganado y aguantarlo todo el invierno pasado, hasta que poco a poco se recupere el terreno y puedan volver a sembrar.
Otras localidades de alrededor han recibido ayudas por parte de la Junta de Castilla y León para la recuperación de monte público, pero en el caso de Morasverdes no ha podido recibir nada al no contar la localidad con él. A este respecto el alcalde critica la gestión pública, ya que se ha hecho un proyecto de recuperación de zonas, pero sólo para monte público, contando Morasverdes con mucho terreno municipal que se ha quemado sin poder optar a la subvención para su recuperación.
“A mi parecer se han equivocado en esta gestión, se debería haber repartido ese dinero para todos los pueblos y gestionar cada municipio dónde y cómo actuar. En el caso de Morasverdes el municipio no puede hacer frente a ese gasto para revitalizar el monte municipal, que al fin y al cabo es de todos”, apunta el primer edil.
Por parte de Protección Civil se les ha comunicado que habrá una subvención de arreglo de caminos en las zonas quemadas. Se les ha propuesto la aceleración en tramitación de concentración parcelaria de la zona de regadío, parada desde 2009 y pendiente de la declaración de impacto ambiental.
Los habitantes de Morasverdes siguen con miedo de cara a la época estival en la que nos adentramos, reviviendo aquellos momentos de julio de 2022. “Aunque ahora hay mucho monte quemado y la masa forestal no es tanta, con lo cual las llamas no serían tan virulentas, hay mucho pasto en los alrededores del pueblo y lo vivido no se olvida tan fácilmente”, afirma el alcalde.
Como consuelo a toda esta situación vivida el verano pasado, se quedan con algo bueno, y es el trato durante el desalojo, cuando los vecinos que no tenían en aquel momento otros medios fueron acogidos en Ciudad Rodrigo “con un trato muy bueno”. “Los mirobrigenses y comarcanos se volcaron con todos los que estábamos afectados, donando bebida, alimentos, e incluso intentando acudir a apagar el incendio con medios particulares. En esos momentos eso se agradece muchísimo. Me quedo de todo aquello, con la solidaridad de toda esa gente”, concluye.