Con la declaración del riesgo alto de incendios, los medios de extinción se multiplican y el personal se prepara para una lucha sin cuartel en la que la victoria se estriba en dos pilares como son la formación y la preparación física
Los medios aéreos juegan un papel fundamental en la lucha contra el fuego, especialmente en aquellos lugares en los que la orografía del terreno impide el avance de medios terrestres. Son lo que en una contienda militar la aviación y la artillería en la batalla por conquistar un territorio, pero como bien saben en los ejércitos, la toma del territorio, la victoria en una batalla nunca llega a producirse hasta que la infantería coloca su bandera, y en términos de esa batalla por ganarle territorio al fuego, son las cuadrillas helitransportadas la caballería de los ejércitos, los primeros en abrir brecha en el frente para tomar posiciones en tierra y dejar el camino libre a la infantería, a las cuadrillas de tierra y vehículos terrestres en el territorio conquistado. De las cuadrillas helitransportadas y su helicóptero depende la magnitud final del incendio, de ahí que su rapidez en la intervención sea su principal objetivo.
Inaugurada en 2008, la base aérea de Guadramiro ha jugado un papel fundamental en la lucha contra el fuego no solo en la provincia de Salamanca sino en el conjunto de Castilla y León, con actuaciones también en Portugal y en Extremadura. Su helipuerto permite el aterrizaje y despegue de helicópteros para transporte de cuadrillas y bombardero mediante bambi (bolsa para transportar agua).
Tras la gravedad de los incendios ocurridos el año pasado, la Consejería de Medio Ambiente ha incrementado los medios de extinción, así como la ampliación del periodo de riesgo alto, que este año comenzaba el 12 de junio pasado y que se extenderá hasta el 12 de octubre. En este momento la base de Guadramiro cuenta con tres cuadrillas helitransportadas (ELIF A) formadas por cuatro peones, un capataz y un técnico cada una, equipo al que se suma un agente medioambiental helitransportado. A este personal hay que añadir dos pilotos de helicóptero, uno de ellos de sustitución del principal, además de dos mecánicos.
Otra de las novedades de este año ha sido la construcción de una nave para guardar un camión autobomba con dos dotaciones diurnas formadas por conductor y manguerista cada una, además de una nocturna denominada Charlie. El personal de tierra, excepto de los agentes medioambientales son contratadas por Tragsa, empresa con participación pública y que está contratada por la Junta de Castilla y León para la extinción de incendios forestales. Una de las peculiaridades de la base de Guadramiro, a diferencia del resto, es que entre el personal de Tragsa se encuentra la figura de otro capataz correturnos que sustituye a otros capataces sin necesidad de que existan turnos y que puedan descansar.
Pegasus Aero Group es la empresa contratada para la gestión de los medios aéreos de las tres bases salmantinas, Guadramiro, El Bodón y El Maillo. Pegasus se encarga de la contratación de pilotos, mecánicos y gastos de mantenimiento de las aeronaves.
Actividad en la base de Guadramiro
Con la llegada del riesgo alto de incendios, los medios de la base de Guadramiro se triplican. De una cuadrilla ELIF B, dedicada a lo largo de todo el año a trabajos de prevención en el monte y a la mejora del parque, se pasa a tres cuadrillas ELIF A dedicadas a la extinción repartidas en dos turnos de ocho horas entre las 10.00 y las 22.00 horas en circunstancias normales, porque en el caso de la declaración de un incendio, la jornada puede extenderse por varias horas más. Mientras dos de las cuadrillas están activas, una tercera descansa.
Todo es importante en la preparación de la lucha contra el fuego, una simple mochila de agua puede salvar la vida de un brigadista, pero hay dos aspectos que se trabajan a conciencia: la formación y el estado físico. Estamos ante lo que se conoce como incendios de sexta generación, aquellos que están fuera de la capacidad de extinción al sumar factores climáticos, gran cantidad de material combustible, temperaturas extremas y una orografía del terreno que dificulta el acceso. Son aquellos en los que el propio incendio crea unas condiciones determinadas logrando alcanzar una mayor virulencia y velocidad, lo que aleja a los medios de extinción de cualquier posibilidad de control de las llamas.
Como señala Alfonso Moreno, Agente Medioambiental y responsable de la Base, “el personal no pierde un minuto, lo normal es que el grupo que entra por la mañana empieza haciendo deporte, Iván, uno de los capataces es el encargado del ejercicio físico. Después hacen trabajos en la base. Se come pronto y por la tarde, a primera hora, los que entran por la mañana comienzan a hacer trabajos de campo, líneas de defensa unas horas o marchas con todo el equipo puesto (EPI). Los que se quedan en la Base hacen embarques o desembarques y labores de base. Por las tardes se da formación, incluso con clases de tres horas, y los que están de tarde hacen gimnasia y labores de Base. La forma física, y la formación es muy importante”.
Formación y seguridad
Javier Díez Hernández es el encargado de la formación de los brigadistas que permanecen en la Base de Guadramiro. “Lo principal que trabajamos en el aula es el análisis y comportamiento del fuego”, conceptos teóricos basados en la simulación de incendios. Sobre un banco de arena realizan “supuestos prácticos para ver cómo avanza un incendio y el tipo de ataque que haríamos”. Se trata de una simulación de las condiciones del terreno y medios disponibles para atacar el incendio. “Aplicamos estrategias tácticas y maniobras para poder controlar el incendio. Si no se puede controlar en un primer ataque incipiente, pasamos a un ataque ampliado, que consiste en la incorporación de mayores medios. Otra formación teórica es el briefing, actuaciones reales en incendios que se valoran unos días después para sacar lecciones aprendidas, saber qué errores se han cometido y qué hay que corregir”. Porque para Javier “el peor error es no haber aprendido de un error anterior”.
La formación teórica y la formación práctica, junto con la forma física son pilares fundamentales. “Cuando hacemos una maniobra tenemos tres premisas, que sea eficaz, eficiente y segura. Si no se da alguno de estos conceptos no se trabaja. Además, tenemos procedimientos importados de EE.UU. como el OACEL (Observación, Atención, Comunicación, ruta de Escape y Lugar seguro); si no se cumple el OACEL no se debería entrar a trabajar. Lo primero es la seguridad, y esto depende primero de cada uno de nosotros, y después del jefe de cuadrilla o brigada, o del capataz llegado el caso. No porque desde el mando se cometa un error nosotros lo tenemos que cometer. De hecho cuando ocurre un accidente es porque se han sucedido varios errores en cadena”.
Otro de los apartados de la formación que se está implantando en España es el SMEIF (Sistema de Manejo de Emergencias en Incendios Forestales), importado de los EE.UU. y donde conoce como Sistema de Comando de Incidencias. Este protocolo tiene por objeto regular el manejo de la emergencia, toda su estructura, desde el director de extinción a la unidad más inferior. El trabajo de extinción se divide en tres secciones, planificación, operación y logística. Se trata de un sistema modular que permite su aplicación en distintos niveles de gravedad del incendio, pudiéndose expandir su estructura en función de su evolución, pasando de una organización simple hasta la de mayor complejidad que las circunstancias exijan en el caso de grandes incendios.
Forma física
Junto a la formación, el estado físico es el segundo pilar sobre el que se sustenta la seguridad de cualquier brigadista. Iván Álvarez es el encargado de planificar la actividad física de los brigadistas de la Base de Guadramiro, apartado que desarrolla en dos partes, una primera en la que se trabaja la carrera continua y cambios de ritmo, y otra la fuerza física buscando la resistencia al trabajo intenso y de larga duración, “que al final es a lo que nos enfrentamos en los incendios”. Además, se realizan ciertos “ejercicios para prevenir lesiones de articulaciones, rodillas, tobillos, hombros… Se hacen pesas, gomas, ejercicios con peso corporal y otros para fortalecer las articulaciones y estar a tono”.
Como añade Javier, responsable de formación, “se trabaja tanto la parte aeróbica como la anaeróbica, es decir, la primera son ejercicios de intensidad leve en un periodo extenso, y la segunda son ejercicios o de intensidad alta en un tiempo breve”. En la formación práctica y ejercicio físico destaca la realización de “líneas de defensa, marchas con mochila de agua, tendidos de manguera, manejo y manteamiento de herramientas, añade Alfonso Moreno.
Los brigadistas de las Arribes
La mayoría de los brigadistas que componen las cuadrillas helitransportadas de la Base de Guadramiro proceden de municipios de las Arribes, aunque los de mayor capacitación profesional suelen proceder de distintos puntos de España, aunque no en todos los casos.
Su salario no se corresponde con el trabajo que realizan y con el riesgo que contraen en muchas ocasiones, ser brigadista tiene un componente de vocación evidente, aunque como añade Alfonso, “es una mezcla de todo, de necesidad de trabajo también, pero que al final se convierte en algo vocacional”.
La vocación siempre conlleva como contraprestación una satisfacción en lo que se hace, que en el caso de los brigadistas se produce cuando regresan a la base y piensan en el trabajo que han realizado para evitar que un ganadero se quedara sin la nave y todo lo que guarda en ella, o sin su ganado; que el fuego llegase a las casas del pueblo o que el desastre natural ha sido menor gracias a su trabajo, una labor que no siempre es reconocida, especialmente cuando sucede lo inevitable y afloran los nervios y la inquietud al ver peligrar alguna de esas cosas. “Cuando las cosas salen bien, has evitado un daño mayor, es una satisfacción para todo el mundo. La gente se viene a gusto porque es consciente de que ha cumplido con su deber”, añade Alfonso.
Desgraciadamente, demasiadas veces se escucha aún el comentario entre la población: “Si no es por la gente del pueblo se quema todo”, algo inevitable y cuya afirmación en la mayoría de las ocasiones surge del desconocimiento, lo que no hace mella en el ánimo de los brigadistas, dispuestos siempre a darlo todo por muy poco.