Habia una vez un árbol en la plaza principal de mi pueblo, Villarino de los Aires, con achaques, pero aún peleando con la muerte, como todos. Cada año al llegar la primavera la savia nueva que discurría por su cansado organismo, hacía florecer ramas y hojas que alegraban su vida y venían a recordarnos que después de sus muchos más de cien años, despertaba a la vida y seguía orgulloso conservando los recuerdos de cada uno de los vecinos que nos criamos en su cobijo.
Este árbol, no importa la especie que fuera, nunca reclamó su nombre, sólo estaba ahí, para lo que quisiéramos como el amigo fiel que nunca falla. En las fiestas servía de burladero para que los mozos requiebraran a los novillos. Algunos se colgaban de las cuerdas que soportaba para que, con un quiebro aéreo, el toro pasara por debajo.
Era un apoyo para que los más pequeños jugáramos a la ‘burra’. Nos cobijaba su sombra en el ardiente verano. Habia nacido en nuestro pueblo, en la plaza principal, habia nacido con nuestros tatarabuelos y crecido con todos nosotros formando parte de nuestras vidas, de nuestra identidad.
El Ayuntamiento surgido de las pasadas elecciones municipales, mayoria absoluta del PP, sin consideración alguna a nuestra historia, a nuestra identidad, sin ningun estudio que permitiera curar los achaques propios de la vejez de este árbol nuestro, con esa forma que tienen de ‘amar al pueblo’ y esa filosofía tan cutre que les permite considerar patrimonio suyo todo lo público por el solo hecho de que los vecinos les han dado la alcaldía, nos ha robado una parte importante de nuestra historia y nuestra identidad.
Es probable que la mitad del pueblo que votó por el equipo de Gobierno actual comparta estos hechos, pero la otra mitad exige explicaciones.
Fdo.: Javier Sendín Calvo, concejal de Villarino y Cabeza en Villarino de los Aires