Cuando lean este “charro de dos orillas” estaré, espero, de posoperatorio (cosas de la edad, tranquilos), así que tendré que adelantar este año las vacaciones… También podría haberme puesto más charro de acá y haber titulado “Ya con esta me despido”… hasta la próxima serenata.
Lo dicho, nos leemos en septiembre.
Quienes me leen, no sé cuántos pero sí sé que selectos, desde los tiempos de El Adelanto –empecé poco después del gol de Iniesta– saben que suelo tomar descansitos en épocas vacacionales, sobre todo veraniegas. Este año también lo haré pero me apetece escribir este “punto y seguido” porque, la verdad, en el horizonte está ese tema médico que no parece grave pero que implica una cirugía… ayer, o sea, que hoy que me leen, estaré de posoperatorio.
En fin, que aprovecharé para sentarme “a beira do caminho”, que diría Roberto Carlos, y revisar lo recorrido.
Sigo intentando explicar(me) las dos orillas, con humor, reflexiones, poemas para entender(me) y entenderlas.
Entre medias, me he ido haciendo mayor y los tiempos han cambiado, creo que con un cierto acelere, aunque también puede ser un asunto de percepción.
El cuento que nos cuentan no me parece de gran valor literario, pero tampoco parece que “sentarnos a escribir” sea algo que llame la atención. Vivimos una época en la que parece haber mucha información, a veces demasiada, pero pocas ganas de hacer análisis, comparaciones, reflexiones…
Además, cuando se hace, no es común que se parta de la autocrítica, ni de asumir que algo de razón puede haber enfrente; desde esa digamos, empatía, esos análisis pueden acercarse a la antropología, a la sociología; desde el maniqueísmo, creo que están bastante más cerca, como escribía la semana pasada, del desprecio y la xenofobia.
Me viene a la mente una idea que vi en un texto de Savater sobre Bobbio: don Fernando recomendaba no aplaudir, deplorar ni maldecir, sino entender.
No es mal plan; aprovecharé la circunstancia, y haré un alto, para descansar, para pensar; sigo creyendo que, en política, la mayoría de las opciones son válidas, que en todos los partidos y movimientos hay buena gente, convencida de que esa es la mejor opción. Incluso, creo que hay gente buena en opciones inaceptables...
Por eso siempre defenderé el diálogo y el afán por convencer al otro, con argumentos y razones, claro.
Lo dicho, echen buenas vibras, bendiciones, lo que les apetezca, y nos vemos al rato…
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