“Los refugiados son personas como las demás, como tú y como yo. Antes de ser desplazados llevaban una vida normal, y su mayor sueño es recuperarla”.
BAN KI-MOON.
“Europa se olvida de sí misma cuando olvida que nació de la razón y del espíritu de la filosofía”.
GEORGE STEINER
En situaciones extremas de guerras y persecuciones, el ser humano ha sido y es capaz de afrontar las situaciones más difíciles, puede atravesar montañas o cruzar mares casi a la deriva, con lo poco que puede transportar. Las guerras del siglo XX se desarrollaban entre los ejércitos, pero estamos asistiendo en el siglo XXI que la guerra no tiene límites, no se distinguen ente combatientes y no combatientes. En Ucrania, en Siria o en Sudán, se bombardean las casas privadas, los hospitales o embalses para hacer daño al enemigo. Nos encontramos con más guerras, más terrorismo y, por lo tanto, más refugiados.
ACNUR, presentó el pasado 14 de junio, su informe anual, titulado “Tendencias Globales”, donde las cifras de refugiados y desplazados han alcanzado un nuevo máximo y confirman una década de aumentos, son 108,4 millones de personas, un aumento sin precedentes respecto al año anterior. Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados afirmó: “Si la comunidad internacional no se une para emprender acciones que permitan atender esta tragedia humana, o bien, para resolver conflictos y encontrar soluciones duraderas, esta terrible tendencia continuará”.
Otro dato importante que emerge del informe anual que ha presentado ACNUR es que son los países pobres, en la mayoría de los casos, los que acogen a la mayor cantidad de refugiados. Esto rompe con muchos de los mitos políticos que escuchamos cada día en los grupos xenófobos y antiinmigración de la vieja Europa, donde se nos dice que la mayoría de las personas refugiadas o desplazadas quieren ir a países ricos, pero los datos nos dicen otra cosa. Muchos de estos grupos aprovechando la crisis económica y espiritual, están más preocupados en cosechar votos que de las personas refugiadas que gritan su desesperación.
El 76% de las personas refugiadas viven en países de renta baja o media y esto se da por varias razones. Una de ellas es que la mayoría de los refugiados huyen a los países vecinos, su objetivo no es quedarse, sino retornar. La hospitalidad, la ayuda a los refugiados o a las instituciones humanitarias es muy importante para que puedan recomenzar su vida y puedan estabilizarse para un futuro retorno. Las personas refugiadas, lo único que quieren es volver a sus comunidades, volver a sus hogares, volver a sus familiares a los que dejaron detrás y continuar con su vida.
Muchos soñamos un mundo sin fronteras, donde la paz sea la única bandera y la persona el único aroma de la Historia, imaginando un mundo donde las fuerzas globales estén sorprendentemente renovadas por la justicia y la equidad. Pero detrás de muchos de estos conflictos se esconden las luchas por el poder, el control de las materias primas o las fuentes de energía, el lucrativo negocio de las armas, el terrorismo, el tráfico humano, el cambio climático y sobre todo las malditas guerras.
El tráfico humano se convertido en el mayor tinglado delictivo en muchas zonas de frontera, solo superado por el de la droga. Después de la invasión de Ucrania el gasto militar se ha disparado en todos los países, sobre todo, en las grandes potencias. ¿Son los refugiados o son las guerras las que están amenazando Europa? Todavía está en nuestras conciencias y en nuestro corazón, el cuerpo del pequeño Aylan Kurdi tendido en una playa de Turquía. Cientos de chalecos salvavidas amontonados en las costas europeas, muestran la desesperación, el esfuerzo humano y el sufrimiento para salvar la vida.
“Esperanza lejos del hogar”, es el lema para el Día Mundial de las Personas Refugiadas. Cada minuto, veinticuatro personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror, según informe de las Naciones Unidas. ACNUR ha publicado un documento que quiere ser una hoja de ruta práctica para los países de la Unión Europea, para mejorar la acogida y proteger a las personas desplazadas. Recomienda a la presidencia sueca y española se centren en garantizar el acceso a procedimientos de asilo justos y eficaces, así como en crear mecanismos de solidaridad y reparto de responsabilidades que funcionen sin recurrir a derogaciones.
Las medidas propuestas por ACNUR garantizarían unos procedimientos de asilo eficaces y justos para determinar quiénes necesitan protección internacional, incluso en tiempos de crisis y teniendo en cuenta los riesgos adicionales de protección para las personas con necesidades específicas. Estas medidas deberían complementarse con medidas de solidaridad que funcionen para garantizar la sostenibilidad.
Si los desplazamientos han sido consustanciales a la existencia humana, también lo ha sido la hospitalidad y la acogida. Ésta ha sido algo consustancial a las relaciones de las personas y de los pueblos, configurándose como un elemento esencial del progreso humano. La acogida supone también la escucha, no solo recibir al refugiado. Es necesario dejar oír las voces de los que llegan, para poder comprender. Nos recordaba Hannah Arendt, que la cultura se relaciona con los objetos y es un fenómeno del mundo; pero la hospitalidad, se relaciona con la gente y es un fenómeno de vida. La acogida salva la dignidad del ser humano.
La crisis de los refugiados y la falta de entendimiento de Europa en este tema ponen de relieve muchas debilidades. Europa debe retomar el camino de la civilización y de la solidaridad. Es necesario volver a comprender que acoger al otro, sobre todo en apuros, nos hace mejores y damos pequeños pasos para desarrollar los derechos y la justicia. Debemos querer y saber resolver las cuestiones básicas de la dignidad humana. Se trata de una política de verdad, no una política barata y electoralista, una política con altas dosis de solidaridad, que se tome en serio la acogida y la cooperación internacional al desarrollo. Estamos hablando de una política que no tenga como primer objetivo el control de las fronteras y la persecución de las mafias, siendo importantes, lo primero es la persona, la acogida y la solidaridad. Nunca será tarde para buscar un mundo mejor y más habitable.