CULTURA
Actualizado 18/06/2023 10:04:20
Charo Alonso

Este domingo 18 de Junio tendremos la oportunidad de ver y escuchar el musical “Un mundo en planetas” de Francisco J. Álvarez, basado en la novela “El principito”

Frente a la Joven Orquesta Sinfónica Ciudad de Salamanca, tenemos el privilegio de un director llegado de la tradición musical levantina y licenciado en esa Alemania amorosa y respetuosa de la clásica, porque Andrés Ramos Navarro, se licenció en Leipzig en dirección de orquesta iniciando así una exitosa trayectoria que le trae a Salamanca para llevar nuestra agrupación más especial, la JOSCS que pondrá en el escenario del CAEM, su casa de ensayos y encuentros más felices, la obra del profesor de Música de la Universidad Pontificia y compositor Francisco José Álvarez, “Un mundo en planetas”. Inmejorable ocasión para encontrarnos con la orquesta, con un libro, El principito, que todos amamos y un espectáculo donde se unen las voces de más 150 miembros de diversos coros con la participación del piano solista del propio autor de una obra que tiene mucho de teatro musical y de feliz final de curso. Y todo ante la batuta, firme y sosegada, de Andrés Ramos Navarro.

Charo Alonso: Los que no sabemos nada de música nos preguntamos: ¿Qué hace que un instrumentista, en tu caso de cuerda, se incline por la dirección de orquesta?

Andrés Ramos Navarro: No recuerdo en qué momento concreto empecé a tener interés en la dirección de orquesta. Mi primer instrumento fue el piano, a los seis años, y sobre los ocho años empecé también con el violín y posteriormente la viola. Aunque mi instrumento principal siempre ha sido el piano, el gran atractivo de tocar un instrumento de cuerda era la posibilidad de tocar en orquesta. Afortunadamente en Inglaterra, donde pasé mi infancia de los seis a los doce años, empezar a tocar un instrumento de cuerda suponía integrarse en la orquesta del colegio casi de inmediato, y por tanto prácticamente desde que tengo memoria he tocado en orquesta. Supongo que tener contacto desde tan pronto con el mundo orquestal ayudó a despertar mi interés por la dirección.

Ch.A.: Trabajas con varias orquestas, ¿cómo diferenciar el trato y el trabajo de una y otra?

A.R.N.: Cada orquesta tiene sus características y sus propias formas de funcionamiento. Uno de los objetivos del director desde mi punto de vista es el de ayudar a la orquesta a alcanzar su máximo potencial artístico. En las orquestas profesionales, el nivel técnico de los músicos es alto, pero también cada integrante tiene opiniones sobre cómo deberían ser las interpretaciones. La función del director en esos casos es la de presentar una propuesta artística convincente y llevar a cabo los ensayos de forma productiva y eficaz.

Ch.A.: ¿Y en las más jóvenes, como la nuestra, magníficamente llevada por Víctor Moro?

A.R.N.: En orquestas juveniles el director se encuentra con músicos con menos experiencia pero con mucha energía y potencial. La función del director en esos casos es la de canalizar todo ese potencial y ayudar en el proceso de formación. Es un privilegio poder colaborar en el proceso de descubrimiento del gran repertorio orquestal.

Ch.A.: ¿Cómo definirías a la Joven Orquesta de Salamanca?

A.R.N.: Desde su formación hace ya más de veinte años la Joven Orquesta Sinfónica Ciudad de Salamanca ha sido una orquesta abierta e inclusiva. La orquesta acoge todas las temporadas a músicos de diferentes edades y niveles. Esa característica la diferencia notablemente de la mayor parte de jóvenes orquestas, que suelen operar en un ámbito más académico y uniforme. Es sorprendente y gratificante ver como los más jóvenes comparten atril con compañeros más experimentados, y ver la evolución musical de cada músico que pasa por la orquesta a lo largo de los años.

Ch.A.: ¿Tiene algún papel más el director más allá de los ensayos?

A.R.N.: Por supuesto. En el caso de la Joven Orquesta de Salamanca, la dirección musical se compagina con la dirección artística, que implica participar en la programación y organización de la orquesta. En una joven orquesta escoger las obras adecuadas es fundamental para que constituyan un reto para los músicos, a la vez que puedan disfrutar de tocarlas en concierto. También hay un porcentaje de jóvenes que vienen a la orquesta con la intención de perseguir una carrera musical de forma profesional. En esos casos es gratificante poder conversar y compartir experiencias, que puedan ayudar u orientarles en su carrera profesional.

Ch.A.: ¿Batuta o mano?

A.R.N.: Con lo que uno esté más cómodo. La batuta tiene una larga tradición, y un sentido funcional. Sin embargo, lo que realmente importa es el lenguaje corporal y gestual, que transmita de forma clara una intención musical.

Ch.A.: ¿Es más fácil preparar un repertorio de un autor ya conocido, cásico que hacerlo con un autor nuevo?

A.R.N.: Son procesos diferentes. Con las obras clásicas uno nunca parte de cero. La experiencia te aporta un conocimiento estilístico y con el tiempo desarrollas una preferencia por una variante interpretativa. El reto es darle forma, vida y frescura. Con obras nuevas siempre llegas con la mente más abierta. Si tienes la posibilidad de conversar con el compositor, es muy enriquecedor.

Ch.A.: El público, ¿estamos abiertos a nuevas experiencias musicales, como la que vais a ofrecernos?

A.R.N.: Siempre que hemos presentado propuestas alternativas en Salamanca, hemos tenido sensación de tener buena acogida. Creo que es importante hacerlo desde el rigor y la honestidad.

Ch.A.: ¿Hay un trabajo previo con el autor de esta música?

A.R.N.: Afortunadamente para la representación del musical ‘Un mundo en planetas’ que ofreceremos el 18 de junio contamos no solo con la presencia del compositor, sino con su colaboración al piano. En los ensayos hemos podido disfrutar de su entusiasmo no solo por la obra, sino también por hacerla llegar a los más jóvenes.

Ch.A.: ¿Qué ha supuesto para ti dirigir a la orquesta en un lugar tan especial como la Plaza Mayor de Salamanca?

A.R.N.: La Plaza Mayor de Salamanca es en cierto modo el corazón de la ciudad. A pesar de ser todo un reto desde el punto de vista técnico, logístico y acústico, creo que es importante que la Joven Orquesta esté presente y visible en la actividad cultural salmantina. Brindar un merecido homenaje al compositor salmantino Tomás Bretón ha sido una oportunidad magnífica de participar en la vida cultural de la ciudad y acercar este repertorio al público más allá de las salas de concierto.

Ch.A.: ¿Qué cualidades deben ser las más adecuadas para llevar un espectáculo con tanta responsabilidad?

A.R.N.: Presentar cualquier obra al público siempre exige responsabilidad, trabajo, esfuerzo, esmero e interés en lo que se hace. Sobre el escenario habrá más de 200 intérpretes, contando con músicos, coralistas y solistas. Escucharse y colaborar es la única forma de poder ofrecer un buen resultado artístico.

Ch.A.: Para terminar ¿Qué crees que debemos esperar del concierto del domingo 18 de junio?

A.R.N.: Hemos querido terminar esta temporada con el musical Un mundo en planetas de Francisco José Álvarez García. Es un proyecto participativo en el que más de 150 alumnos de diversos colegios de Salamanca se suben al escenario junto a la Joven Orquesta Sinfónica Ciudad de Salamanca. Es un espectáculo teatro-musical que expande la labor educativa y pedagógica que realizamos en la joven orquesta, y que esperemos que guste a todo el público.

Una oportunidad única para acercarnos a esa música clásica que es siempre asignatura pendiente en nuestros planes educativos. Y nada mejor que hacerlo a la batuta de un director preocupado y ocupado en la labor pedagógica que lleva una Joven Orquesta, y a través de la música de un compositor también volcado en la enseñanza. Itinerario de notas con un protagonista muy especial que recorre los planetas en el pentagrama del aprendizaje… y que suene la música siempre fuerte, generosa, original y plena de vida de la JOSCS, privilegio de orquesta frente a la batuta sabia de Andrés Ramos Navarro, un viaje muy especial en el que sentirnos muy acompañados.

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