El fenómeno generacional es uno de los aspectos que afecta a toda la Humanidad. No es algo temporal, sino que se ha dado y se dará a lo largo de todos los tiempos. Otra cosa son los nombres con los que tratamos de identificar periodos de tiempo, determinados por ciclos en los que sobresalen unas características concretas que nos permiten colocarle un nombre o apellido y hasta hablar de modas, desde la perspectiva sociológica.
No se puede generalizar, porque siempre hay particularidades y muchas excepciones en cada generación. Además, cada territorio o región puede identificar sus propias generaciones, con variaciones temporales, según su desarrollo económico y social. Pero muchas de ellas coincidirán y nos permite decir que, desde el primer tercio del siglo XX, podemos hacer una taxonomía y poner nombre a varias generaciones, cuyas fechas pueden variar, dependiendo de las fuentes, pero que hay un cierto consenso en lo siguiente: Generación Silenciosa, los conocidos como “Niños de la Posguerra”, nacidos entre 1930 y 1948; los llamados Baby Boom, nacidos entre 1949 y 1968; seguida por la Generación X, nacidos entre 1969 y 1980; la Generación Y, conocidos como Millennials, que llegaron a este mundo entre 1981 y 1993; la Generación Z, conocidos como Centennials que engrosaron la población entre 1994 y 2010; Generación Alpha, los nacidos desde el 2011.
Más allá de las fechas y los nombres, cada una de esas generaciones tienen sus coordenadas históricas y sus características singulares. La principal característica de la Generación Silenciosa es la austeridad, debido, en gran medida, al periodo bélico entre países y de posguerra que le tocó vivir y trabajar duro. Los Baby Boom, cuya circunstancia histórica fue la paz y la explosión demográfica, siendo su característica principal la ambición. La Generación X, cuyas coordenadas históricas fue la crisis de 1973 y la transición española y que vino impregnada de una obsesión por el éxito, son inconformistas. La Generación Y o Millennials, que llegaron con el inicio de la digitalización y que, lamentablemente, su característica más significativa fue la de la frustración y la intransigencia. Generación Z o Centennials, su circunstancia histórica fue la de la expansión masiva de internet y el rasgo más característico es la irreverencia. Los de la Generación Alpha, son los nativos digitales, predilectos, nacidos en su mundo, el mundo digital en el que vivimos.
Sociólogos, economistas, psicólogos, antropólogos, filósofos y otros especialistas, hemos ido manejando o hablando de una u otra generación de las citadas. Más, desde otra perspectiva, también se habla de la Generación de Cristal. Concepto muy utilizado en las redes sociales y en recientes estudios de sociología. Engloba a los nacidos en el siglo XXI, esos jóvenes que ya están en la adolescencia, alcanzando la mayoría de edad o iniciando su vida laboral. Es la nueva juventud, llamada o definir la sociedad en las próximas décadas.
El término fue acuñado por Montserrat Nebrera. Lo utiliza como una metáfora para, según ella, describir la fragilidad emocional de los adolescentes y jóvenes de hoy. Una generación que habría sido protegida, excesivamente, por sus familiares. Aquellos padres que vivieron épocas de carencias, que se empeñaron en salir adelante y que les han dado a sus hijos todo aquello que les falto a ellos en su momento. El concepto de “cristal” traería la idea de fragilidad, inestabilidad, inseguros.
El término "de cristal" es utilizado de forma peyorativa para referirse a los jóvenes, aludiendo que son más sensibles ante los problemas, más críticos de la realidad social a la que se enfrentan, y a que son menos tolerantes a las injusticias. Aspectos estos que algunos analistas, entre los que me encuentro, los vemos como fortalezas de los jóvenes, más que como debilidades. Porque el mundo está falto de sensibilidades humanas ante los problemas que nos afectan, falta espíritu crítico y sobra tolerancia ante las injusticias.
Entre las características de la Generación de Cristal y el contexto histórico, además de lo ya dicho, se encuentra el hecho de que todo es efímero; la tecnología, sus avances y el cambio constante, forman parte del día a día; la vida social de los jóvenes se lleva a cabo, principalmente, en las redes sociales; necesitan reconocimiento constante, porque tienen baja autoestima, poca tolerancia y miedo a la frustración o decepciones; ponderan el valor de la amistad; poco interés por la lectura y la cultura, pero grandes habilidades en lo audiovisual y la informática; reducida empatía, pero mayor capacidad para el desarrollo de la inteligencia emocional.
Los jóvenes de hoy han vivido la crisis de 2008, la pandemia de 2020 y la guerra de 2022, que vinieron a cortar las expectativas de las nuevas generaciones y la confianza de muchos jóvenes en su propia capacidad para mejorar sus vidas. Tras los confinamientos por la pandemia, un 16% de los jóvenes en el mundo dejaron de trabajar, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Toda sociedad moderna y desarrollada, debe poner en primera instancia de sus preocupaciones las expectativas de los jóvenes, el acceso y la dignificación del trabajo, que les facilite el abrirse su camino en la vida.
La crítica a las nuevas generaciones siempre ha sido algo de fácil hacer. Porque siempre habrá algún motivo para criticar a los jóvenes, lo mismo que a los mayores. Solo que a ellos solemos criticarles de forma negativa, casi siempre.
Escuchemos a Arnau Griso en “Para que el mundo lo vea”:
https://www.youtube.com/watch?v=s0VcRAfXzLY
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© Francisco Aguadero Fernández, 16 de junio de 2023