OPINIóN
Actualizado 13/06/2023 23:30:53
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Nuestro Ayuntamiento debería actuar en consecuencia en defensa de la vuelta a la normalidad de nuestros Bomberos Voluntarios

Ante la sorprendente noticia de que un Juzgado de lo Contencioso – Administrativo de Salamanca ha adoptado la medida cautelar de cese de la actividad de nuestros Bomberos Voluntarios por una demanda de una asociación profesional de bomberos de Salamanca, no es de extrañar que en Ciudad Rodrigo se haya recibido como un terrible mazazo para el mantenimiento y conservación de una de las instituciones con más arraigo, respeto y cariño de nuestra ciudad.

Ya se ha recordado que nuestros bomberos voluntarios tienen más de 120 años de antigüedad y que el agradecimiento y el afecto de nuestras gentes es equiparable a la decepción y hasta el dolor que la citada noticia ha producido.

Yo recuerdo desde niño la vinculación de mi padre Abraham Cid a la institución de Bomberos Voluntarios de la que era vicepresidente y que la presidía el Sr. Amaro, de origen portugués, que creo recordar seguía el ejemplo de los bomberos voluntarios portugueses. El comandante era Manolo Mateos y todos los años había una celebración en pleno verano a la que yo siempre asistía. Había una misa, un desfile por la Plaza Mayor y por la tarde una celebración con una fiesta campera. Pero, claro, no todo eran celebraciones, gracias a nuestros Bomberos Voluntarios se resolvieron muchos siniestros y se salvaron muchas vidas, incluso los propios bomberos fueron víctimas, y a veces mortales, de su encomiable trabajo. Sin duda alguna el agradecimiento de nuestra ciudad siempre se mantuvo vigente. Por eso, no es de extrañar el sentimiento de frustración e impotencia que la citada medida judicial ha producido.

Ciudad Rodrigo ya ha perdido muchas cosas, desde la Guarnición castrense, el Gobierno militar, la Comisaría de Policía, la mina de ENUSA y recientemente nuestro exclusivo Obispado. A todo ello se suma ahora, aunque sea provisionalmente, la de los Bomberos Voluntarios. No conozco a fondo el problema judicial suscitado, pero me parece una decisión tan perjudicial para los intereses generales como claramente contraria al sentido común de nuestra población.

Yo, siendo alcalde, tuve que actuar en una ocasión en defensa de nuestros Bomberos Voluntarios y así lo cuento en mis “Memorias de un Alcalde”, publicadas en 2016, página 165, y que dice lo siguiente:

“a) Bomberos Voluntarios. En una situación de grave crisis que ponía en peligro su continuidad, la Alcaldía cuando fue informada de ello, asumió la presidencia temporal de una comisión gestora y redactó unos Estatutos que posibilitaron y aseguraron su continuidad.

Fue un momento delicado que además hacía necesario establecer una normativa al efecto. Yo, como alcalde, tuve la colaboración muy valiosa del secretario municipal Jerónimo Hernández, que adecuó jurídicamente la estructura de la institución, elaborando para ello un proyecto de estatutos que permitió la continuidad de un cuerpo tan querido y apreciado en Ciudad Rodrigo, a la vez que necesario, como eran y son los Bomberos Voluntarios.

Precisamente la Asamblea General de la asociación tuvo lugar el 21 de agosto de 1987, en la Casa Municipal de Cultura, presidida por mí, y en la que resultó elegida la Junta Directiva de la que recuerdo era presidente Francisco de Miguel Hernández y vicepresidente Joaquín Pellicer Iturrioz.

No sé si este problema es o no conocido por los propios miembros del Cuerpo. No quiero ni mucho menos ponerme ninguna medalla, sino contar lo que realmente ocurrió, que por suerte se resolvió muy favorablemente”.

Esto es, se regularizó la situación, por lo que no entiendo que es lo que ha pasado ahora.

Creo, firmemente, que la situación no es irreversible y que nuestro Ayuntamiento, recogiendo el sentir mayoritario, me atrevería a decir unánime de nuestros ciudadanos, debería actuar en consecuencia en defensa de la vuelta a la normalidad de nuestros Bomberos Voluntarios. Yo, modestamente, así lo espero y si tengo que hacer algo aquí estoy a disposición de tal objetivo, pero lo que no podemos hacer es quedarnos con los brazos cruzados, puesto que nuestros Bomberos Voluntarios no se merecen esta pasividad. Adelante pues y como espero, a conseguir la solución de este grave problema.

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