Adentro en las moradas de mi espíritu
le abro un recinto a mi prójimo
que pena sin cuidado por las calles
y duerme en lo oscuro de los puentes.
La gente en la pobreza su decoro
exhibe en las pupilas de sus ojos
abiertos como estrellas ante el gesto
amable de quien ve por su cansancio.
Ahí en la pobreza de los santos
que rezan sin saberlo con sus manos
brindando a las palomas su alimento;
ahí en esa estética sencilla
debida a lo puro y gratuito
mi gozo yo lo encuentro y lo convido.
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torresrechy@suda.edu.cn