Calle de Bordadores. A la derecha el Convento de Las Ursulas. Al fondo la Iglesia de Santa María de los Caballeros antes agregada al Convento de Las Adoratrices. Ambos fuera de uso religioso.
Se siguen abandonando grandes edificios religiosos en la ciudad. Es decir, un nuevo gran edificio se queda sin su uso habitual, y hay que repensar su utilidad. En este caso es el convento de las Úrsulas, hace unos años fueron las Adoratrices, más tarde las Claras, luego las Dueñas, e incluso hubo algún traslado a un edificio más pequeño. Curiosa la circunstancia de ser todos femeninos. Desde hace años se habla de la pérdida de vocaciones religiosas, en realidad de la relevancia de la religión, y esto lo manifiesta. Aún quedan conventos y sospecho que esto no ha terminado.
El de Las Claras en parte fue reconvertido en Museo todavía en activo. Las Adoratrices lleva años cerrado acumulando un extraño tercer proyecto no materializado. Otros tienen un futuro incierto, o no. Ese escenario previsible de despoblamiento y cierre de conventos salmantinos, debería haber provocado algún tipo de reflexión pública sobre el futuro de inmuebles tan notables. Su aprovechamiento para incrementar el atractivo cultural y turístico de la ciudad, o simplemente atender falta de infraestructura de servicios. Por ejemplo, en la Cuesta de Sancti Spíritus 27 hay dos Centros de Salud en un espacio muy limitado: el Sancti Spíritus-Canalejas y el Universidad-Centro.
Confiemos en una supervivencia del cartel de autopromoción municipal menor de lo habitual.
Por aquí solo se piensa en hostelería. Mientras el proceso administrativo para cerrar el Hotel Monterrey subsiste, quieren volver Las Úrsulas restauradas con dinero público en hotel. No es el primer caso de reconversión religioso-hostelera, ese parece el futuro del quemado y hundido Seminario de Carvajal. Quizás el atractivo principal de la ciudad sea la visita de hoteles y no nos hemos enterado. O tal vez por haber albergado durante siglos espacios residenciales bajo reglas monacales, estén mejor preparados para añadirles “de lujo”. Tampoco veo problemas impositivos por medio. En definitiva, no necesitamos incrementar el atractivo turístico y mejor los dedicamos a hoteles.
En la era de “descentralización” de Madrid ha desparecido repentinamente la posibilidad de aprovechar espacios sin uso en ciudades más pequeñas, para rescatar patrimonio perenemente abandonado en sótanos de grandes museos abarrotados. Incluso en la capital de España, tan necesitada de promoción, han creado un nuevo museo, la “Galería de las Colecciones Reales” recolocando cosas procedentes de otros sitios. Supongo porque la monarquía española solo es de Madrid, al igual que el Estado Español también solo es madrileño. Aquí no llegan ni los trenes, españoles.
Solar para viviendas en parte del plano del antiguo Convento de San Vicente.
Aunque tampoco nuestro Museo Provincial expone colecciones arqueológicas, o seguimos sin un verdadero Museo de la Ciudad. El Cerro de San Vicente acumula alguna ocurrencia tras sepultar hace décadas su proyecto original. Lo del Museo de la Semana Santa ni se recuerda. Por supuesto no necesitamos pensar en nada nuevo, ni siquiera la Universidad tendrá alguna colección digna de ser expuesta, ni dará para un modesto Museo de la Ciencia. Imagino también la imposibilidad de convertir fondos del Centro Documental de la Memoria Histórica en exposición permanente, como fotos o carteles.
En realidad las cosas ya van bien a quien interesa, para qué vamos a perder el tiempo. Pues eso, venga hoteles y pisos turísticos, quizás al final sean el verdadero objeto de deseo para las multitudes de turistas que nos invaden convirtiéndonos en la Venecia Española, o la Barcelona meseteña. Pero sin cruceros por el Tormes, aunque quien sabe. Llegaremos a no necesitar ni siquiera los monumentos, incluso se los pueden llevar a la tan despojada y discriminada Madrid, total…
Las recordadas ruinas del Colegio de Pan y Carbón.