OPINIóN
Actualizado 10/05/2023 07:53:44
Ignacio Martín

A “los de letras”, mucha gente nos pregunta si existe una determinada palabra. Si me pillan de buenas, suelo decir que, desde el momento en que la están diciendo, existe; otra cosa es que venga en el diccionario, en algún diccionario…

Siguiéndome la broma, ¿seguirá existiendo la palabra peatón?

Lo digo porque, al menos aquí en México, demasiada gente con ruedas/llantas parece que se considera peatón –y peatona, claro; gente que peatoniza, vamos– y ay de quien ose recriminarles, no sé, nimiedades como que te estén a punto de atropellar en la acera/banqueta o que se pasen los altos/salten los semáforos.

Como dicen los manuales de comunicación política, esos que políticos de todo signo y condición niegan… y utilizan a rajatabla, va historia personal que acerca el mensaje al destinatario/a.

Enmimismado en uno de mis paseos, una joven casi me atropella en una acera: moderna, gafas hipster y casco fashion, al pedirle respeto –con voz fuerte pero sin palabras no tan respetuosas… todavía– me contestó que “ella también tenía derecho”. Tiendo a perder los estribos, lo confieso, pero les juro que esa vez no contesté… de momento.

La brutalidad de su razonamiento me paralizó; no era consciente de que si va en bici no puede subirse de golpe a la banqueta sin frenar, parar… Sin bajarse de la bici, vamos, porque pasa a ocupar un espacio vedado a los vehículos, con motor, de caballos, o de cualquier otra acémila.

Es mal du temps, lo tengo claro, que se une, al menos en México, al poco afecto social por el respeto y menos a seguir las reglas… que no nos gustan, parecen o acomodan.

Soy peatón, todavía no ciclista, aunque me gustaría, y también conductor. Cuando ejerzo este último derecho, intento respetar las normas básicas y, aun así, debo enfrentar caras, gestos y demás de otros conductores que manejan no a su favor sino contra el resto; de peatones que cruzan donde, como y cuando quieren; y, por supuesto, de las y los ciclistas.

Sé que, vulnerables, enfrentan la agresividad de los conductores, por lo que ayudo siempre que puedo: les dejo espacio y fuerzo a hacerlo a otros coches… Eso sí, muchas veces, es complicado leerles el pensamiento, cuando no señalan lo que van a hacer; y, como en las banquetas, si a ese modelo de ciclista se le hace algún tipo de señalamiento, la respuesta implícita parece ser: “bastante daño le haces al mundo yendo en coche como para, encima, ponerte exigente”.

Pero, oye, es que cuando soy peatón, debo enfrentar lo mismo. En la Ciudad de México, los domingos cierren algunas calles para los ciclistas… que son ciclistas a veces, cuando van junto a los autos, y peatones con ruedas cuando les estorba una acera, un semáforo… o un peatón, como suelo ser siempre que puedo.

Sobre todo los domingos.

PD: el “todavía” del tercer párrafo acabo mal… Como estamos en mayo, digamos que terminó como… el rosario de la aurora.

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