Una limonada para todos los asistentes puso el punto y final a las fiestas patronales
Tras un fin de semana de actividades festivas enfocadas a oriundos y amigos de La Atalaya que viven fuera y, a los que no ha faltado la fiesta, música y por supuesto comida; el lunes día 8 de mayo, festividad de San Miguel Arcángel, los lugareños y más cercanos a esta localidad del Agadones, celebraron el acto más solemne de las fiestas con la misa oficiada por el párroco Efraín Peinado y su posterior procesión por las inclinadas calles talayas.
La comitiva salió del templo advocado al Arcángel venerado acompañado de una parva de fieles en comparación de los más de dos centenares de personas que durante el fin de semana han estado en los demás actos festivos. Este descenso de público no se debe a otro motivo que la celebración se produjo un lunes por la mañana sin ser día festivo para la mayoría de los devotos al Arcángel Miguel.
A pesar de este inconveniente, la procesión estuvo acompañada en todo momento por el repique de campanas y por el son musical de gaita y tamboril de Ángel Rufino “El Mariquelo” acompañado de varias charras.
Tras una ronda por varias calles del poblado, unos metros antes de llegar de nuevo a la Iglesia, la comitiva se detuvo para dedicar unos bailes y cánticos típicos de la zona de la vecina Sierra de Francia.
Una vez la imagen en las puestas del templo, se procedió al ofertorio y se dedicaron de nuevo más cánticos, esta vez religiosos.
Tras este acto solemne, el Ayuntamiento convidó a todos los allí presentes a una limonada para dejar un buen sabor de boca de las fiestas de San Miguel Arcángel de La Atalaya.