Abrazada por el curso de los ríos Tajo y Alberche, la ciudad de Talavera de la Reina celebra ilusionada una tradición ancestral que se mantiene desde la época prerromana. Marcada por la devoción a Ceres, diosa romana de la agricultura, y los ritos para celebrar la primavera, esta fiesta se cristianizó en el año 602, y se preserva con orgullo a lo largo de los distintos periodos de su historia.
Las Mondas, que así se llaman, se anuncian cada Domingo de Pascua. El sonido del cohete es un llamamiento a la participación de las gentes, que se convocan en la bella y original Plaza del Pan, con su característico suelo de baldosas blancas y negras como un damero, sus bancos de preciada cerámica, la escultura de Fernando de Rojas, que fuera su alcalde en el pasado, y la portada de la Colegiata de Santa María la Mayor, (La Colegial, como es conocida por sus habitantes), cuyo rosetón ha sido seleccionado como emblema luminoso que se proyecta por el centro de la ciudad, tarjeta de visita de cara al turismo.
Seguidamente, desde el balcón del Ayuntamiento, la máxima autoridad municipal realiza el llamado “Pregón del Leño Florido”, iniciándose la actuación de distintos grupos de bailes tradicionales en esta plaza, adornada ex profeso para tan magna ocasión. En distintos barrios se repite este discurso por el resto de representantes municipales así como las muestras de folclore.
Posteriormente comienza la quema de Judas y el reparto de sabrosas “migas” y pastas, por parte de las asociaciones de vecinos, que todo el mundo disfruta entre fluida algarabía.
A lo largo de la semana hay distintas convocatorias culturales (conferencias, entregas de premios, conciertos, presentación de publicaciones alusivas a su historia, etc.), destacando entre ellas la que se desarrolla la mañana del viernes, “La Mondilla”, romería en la que participan casi tres mil escolares, ataviados con los trajes tradicionales, con el objetivo de llegar hasta la Basílica. Por la noche tiene lugar el “Pregón de Mondas”, y el recorrido de los llamados “toros de fuego” (personas con máscaras y bengalas), seguidos de fuegos artificiales y de la “quema de la hoguera”.
El Cortejo de Mondas, la actividad principal, comienza el sábado, golpeando con su lanza el alabardero en la puerta del Ayuntamiento, que es abierta por los maceros, y situándose la bandera en el balcón municipal. Siguiendo al mayordomo desfilan las carrozas, representativas de diversas actividades locales y comarcales así como de escenas de su historia, salpicadas por un gran número de grupos de danzas de la zona y pueblos aledaños, que alegran y dan ambiente festivo a las calles con su música y bailes.
En esta cabalgata también participan personas con cestos de flores y frutos de las cosechas, encaminándose hasta la Basílica de Nuestra Señora del Prado, y acompañando al Carro de Mondas, tirado por dos carneros engalanados que transportan ofrendas para la Virgen, y simbolizan a la diosa Ceres.
Cierran este desfile los máximos responsables de los Ayuntamientos de Talavera y de la localidad próxima de Gamonal, que intercambian sus bastones de mando, con empuñadura de cerámica, como no puede ser de otra manera (recordemos que Talavera de la Reina es conocida como “la Ciudad de la Cerámica”, con su merecido título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y que la arcilla nacida de sus alfares y modelada por expertas manos artesanas es pintada con los colores base que tanto caracterizan su cerámica, blanco y azul, colores que se reflejan a su vez en su traje de fiesta y en su bandera). Les siguen los ediles de Mejorada, Pepino y Segurilla (localidades cercanas) y los representantes políticos de las denominadas “antiguas tierras” (su amplia comarca).
La festividad de Las Mondas fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2009. Sin duda, esta conmemoración resalta, año tras año, la afabilidad de su ciudad, con sus puertas siempre abiertas a quienes la visitan o deciden habitarla, el carácter acogedor de sus gentes, y la enorme pasión con la que mantienen y comparten sus tradiciones.
Mercedes Sánchez