Decenas de personas participaban en la escenificación de las estaciones de la pasión y muerte de Jesucristo
Dos años de silencio e inactividad han sido demasiado tiempo y es algo que se ha notado este Viernes Santo en las calles de Villoruela, llenas de vecinos y visitantes para vivir la sobrecogedora representación del Vía Crucis viviente, algo que nuevamente ha contado con la implicación de decenas de vecinos.
Una localidad, que una vez más se ha volcado en la escenificación de las diferentes estaciones de la pasión y muerte de Jesucristo, partiendo puntual a su cita, a las once de la mañana, desde la iglesia parroquial.
Han sido semanas de preparación para poner en las calles una representación que ha contado con la participación de mayores, jóvenes y niños, quienes hicieron el recorrido estipulado ataviados con ropas propias de época y todo ello entre un gran ambiente de sobriedad y silencio por la multitud que se agolpaba en el circuito de representación de las estaciones.
Pero sin duda el momento de mayor intensidad se vivía en el conocido como ‘El Mirador’ donde Jesús vivía la crucifixión y muerte, algo que seguía el ritual de las sagradas escrituras y que, tras el fallecimiento, se ponía en marcha el rito del duelo, portando el cuerpo inerte en comitiva de nuevo hasta el Templo parroquial, arropado por canticos y letanías.