Embarazo en otra persona, bajo contrato, con la finalidad de tener un hijo sin sufrir los inconvenientes del mismo
Llevamos una semana en la que todos los medios de comunicación están hablando de una o varias personas de gran poder adquisitivo que han tenido un hij@ subrogado. Bonita palabra: embarazo en otra persona, bajo contrato, con la finalidad de tener un hijo sin sufrir los inconvenientes del mismo.
Y hablan de ello casi normalizando un proceso que en nuestro país está prohibido y que no deja de ser una aberración. Los más cándidos dicen que si la madre gestante está de acuerdo… ¿Dónde está el problema?
Parece como si lo que alguien hace por dinero, esté siempre justificado. No se tienen en cuenta las condiciones tanto económicas como sociales que llevan a una mujer a hacer semejante atropello natural inducida por personas sin escrúpulos que creen que con dinero todo se puede conseguir sin pensar lo que significa una gestación para una mujer que tiene que entregar el bebé a otras personas, rompiendo el sentimiento materno-filial, corriendo riesgo de poder perder la vida, de quedar inválida para tener sus propios hijos o de la misma muerte.
Se dice que ya hay en según qué país verdaderas granjas de mujeres para satisfacer esta demanda. Agencias que ofrecen ese servicio pagando a la gestante una décima parte de lo que cobran a los futuros "padres". Estamos hablando ya de negocio, dinero, abuso, cuando las personas nunca deberían poder comprarse. Oímos estos días todo tipo de justificaciones de las personas que lo han hecho o piensan hacerlo como si fuera un hecho normal, pero me gustaría preguntar a estas personas si ellas que han conseguido un hijo de esta forma, estarían dispuestas a hacer lo mismo y "regalar "al niño gestado en su vientre a personas ajenas y desconocidas.
Esta sociedad ha normalizado muchas cosas deleznables: la guerra, la prostitución y esclavitud femenina, las drogas, que tantas personas destruye cada año, el mayor cementerio de Europa, el Mediterráneo, con más de tres mil muertos al año, la adopción de animales de compañía en sustitución de tener hijos, para seguir teniendo sentimientos afectivos, y otras muchas barbaridades que vemos como normal, ahora le llega el turno a tener niños subrogados. Queda poco para normalizar otra aberración más.