Miguel Hernández, Hermano Mayor de La Soledad, está "más que orgulloso de los hermanos que hay en la Hermandad"
La sobriedad y el luto serán protagonistas de la madrugada del Sábado Santo con la procesión de La Soledad por el centro de Salamanca. Con “muchas ganas y mucha ilusión”, los hermanos de la Hermandad de Nuestra Señora de La Soledad esperan este día. “Los nuevos aprendiendo de los veteranos y los veteranos, orgullosos de enseñar a los nuevos. Pero todos con muchas ganas”, asegura Miguel Hernández, Hermano Mayor.
Lleva como hermano mayor desde el 14 de febrero de 1982, nada más y nada menos que 37 años. “A ver si hacemos elecciones y una persona joven me releva que ya es hora. Es importante que la gente joven apoye, pero lo único como yo les enseño, que vayan despacito que las escaleras es mejor subirlas de una en una, que las prisas nunca fueron buenas”, asegura.
Un año más la hermandad más multitudinaria de Salamanca saldrá de la Catedral con su inconfundible hábito. Túnica, capa, capirote, cíngulo, zapatos, calcetines y guantes negros. El capirote tiene bordado el anagrama de la Hermandad a la altura del pecho.
Con más de 2.700 hermanos, y con la meta de llegar a los 3.000, el Sábado Santo a las 00:00 horas se abrirá la Puerta del Obispo de la Catedral Nueva para ver salir a La Soledad de la Cruz y a Nuestra Señora de la Soledad. Con algunas novedades como enseres que saldrán a procesionar por primera vez o con la acotación de la zona para las personas con TEA, que se encontrará en la Calle Meléndez.
Miguel asegura estar “más que orgulloso de los hermanos que hay en la Hermandad” y de la relación que tienen. Son una gran familia. “Eso es lo que más vale para mí” y es un sentimiento que se deja notar en su desfile procesional.
Fundada en el año 1.645 por el gremio de zapateros de Salamanca con fines benéficos, fundamentalmente la asistencia a los condenados a muerte. En sus inicios tuvo varias sedes, primero en la Iglesia de San Román, más tarde la llevaron a la Catedral y ahí es donde actualmente permanece.
Miguel lleva 37 años como Hermano Mayor y no le tiene miedo el tiempo. “Ningún año he tenido que suspender nuestra salida, y espero que este nos sea el primero”, asegura. La sobriedad, la elegancia protagonizarán la noche del Sábado Santo.
Los pasos de La Soledad de la Cruz y Nuestra Señora de la Soledad recorrerán las calles más céntricas del corazón de la ciudad. Y esperan estar acompañados. “Quiero darles las gracias a todos los devotos y devotas que, sin pertenecer a la Hermandad, acompañan todos los años a nuestra imagen. Y a mis hermanos, a todas las personas que forman parte de la Hermandad, agradecerles todo lo que hacen y el cariño que sienten y demuestran por la hermandad y por la Virgen”, concluye.
FOTOS: David Sañudo