OPINIóN
Actualizado 25/03/2023 09:01:55
Julio Fernández

Finalizamos una semana en la que se ha puesto de manifiesto la sistemática deformación de la realidad política y social recargando sus rasgos grotescos y absurdos, protagonizada por dos formaciones políticas que son ramas de un mismo tronco, PP y Vox. El mejor ejemplo de este esperpento, de esta burda y sarcástica escena teatral, ha sido la presentación de la moción de censura contra el presidente Pedro Sánchez por Vox y con la complicidad del PP, en la que se postulaba a un anciano profesor, desordenado y caótico, como alternativa a la presidencia del gobierno de España, que había girado ideológicamente de la izquierda política a la extrema derecha, que decía que la guerra civil española no comenzó con el golpe de estado de Franco, Sanjurjo y Mola en el 36, sino con la revolución de Asturias en el 34 y que los culpables, por tanto, no fueron los fascistas, sino el socialista Largo Caballero, que el modelo que tiene que seguir la mujer moderna española es el de la reina del S XV Isabel la Católica, aquélla que consiguió el trono por las armas a la que parecía heredera legítima del reino, Juana de Trastámara o “la Beltraneja”, que manifestó que los inmigrantes consiguen trabajo al día siguiente de llegar ilegalmente a España mientras que los españoles seguimos en el paro y que su discurso de aspirante a presidente lo pone ahora a la venta por “Amazon” y por el “módico precio” de 4,80 euros.

El esperpento semanal no se quedó evidentemente ahí, sino que Feijóo se ha encargado de alargarlo –con la sorna diabólica y envenenada que le caracteriza- tirando la piedra y escondiendo siempre la mano, que es muy típico en él. Primero, se hizo “el sueco” visitando sorprendentemente la embajada de este país y luego, fracasada y hundida la moción de censura de Vox, viajando a Bruselas para intentar hacerle sombra al presidente del gobierno, que asiste a la reunión del Consejo Europeo y haciendo declaraciones incendiarias y malintencionadas contra la reforma de las pensiones en España, diciendo que es peor que la abordada por Macron, en Francia –la que, curiosamente, está teniendo una contestación social sin precedentes, algo que no ocurre en España-. Inmediatamente, el ministro de Seguridad Social, Escrivá, ha sido contundente con Feijóo por estas críticas, calificando las declaraciones del líder del PP de “un ejercicio extraordinario de irresponsabilidad, frivolidad e insolvencia y falta de patriotismo”. También, el comisario europeo de economía, Paolo Gentilone, le ha pedido a Feijóo que haga en España una “oposición constructiva”. Nuevo “rapapolvo” que lleva Feijóo en Europa, adonde acude para criticar las mejoras sociales y económicas para los ciudadanos que está impulsando el gobierno de Sánchez.

La conducta de Feijóo denota un complejo de inferioridad evidente y está envuelta en un resentimiento y un odio impropios en un líder político que aspira a presidir el gobierno de una nación; quizá, porque sabe que, en condiciones normales, si no hay intoxicación de la derecha política y mediática, no ganará las elecciones generales nunca, debido a su acreditada incompetencia y a su bien disimulada soberbia. Pero, en cualquier caso, Feijóo ha vuelto a hacer el ridículo en Europa.

Continuando con el esperpento “pepero”, nos trasladamos a Castilla y León donde el presidente Mañueco le hizo una “peineta” a una procuradora socialista por Salamanca, Rosa Rubio. No sólo tuvo ese gesto despectivo y de mala educación, sino que lo hizo abandonando el hemiciclo y sin escuchar la intervención de la procuradora socialista salmantina que estaba presentando una moción muy importante relativa a la concesión de ayudas para la alimentación a enfermos celíacos. Para mayor ejercicio de cinismo e hipocresía, cuando algún medio de comunicación ha preguntado a Mañueco por la “peineta” realizada, se ha limitado a decir que fue un gesto “involuntario”, cuando hemos podido ver el video en el que el movimiento rítmico del brazo exhibiendo el gesto descortés y obsceno fue claramente intencionado.

Es sorprendente que no haya puesto en práctica la educación que recibió durante los muchos años que fue alumno de la universidad de Salamanca. Parece mentira que haya visitado en actos protocolarios y en innumerables ocasiones el Paraninfo del edificio histórico de nuestra universidad y no lleve a la práctica política uno de los lemas que hay a la entrada, una cita del gran maestro Tomás y Valiente, Doctor Honoris Causa por Salamanca y al que dedicaron un Vítor: “edificar con la razón, la experiencia histórica y la tolerancia como instrumentos”.

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