RAE: Personaje de la farsa italiana y del teatro de marionetas, jorobado, de carácter chocarrero y fanfarrón que se adapta a cualquier oficio o profesión.
Ahora resulta que es más importante la orientación sexual que defender y vigilar seguridad del ciudadano. El Ministerio de Interior ha colocado entre sus prioridades (hace falta ser necio) instruir a los agentes sobre los nuevos géneros y orientaciones sexuales, como si conocer lo que significa ser (antrosexual,homorromántico, transexual, pan romántico, piromántico o pangénero) fuera fundamental para que la Policía lleve a cabo su trabajo.
Años sumidos en la más absoluta ignorancia haciendo cumplir la ley y persiguiendo a delincuentes para que ahora venga el señor D. Fernando Marlaska a enseñarles que no se puede garantizar el orden público y los derechos fundamentales si no se conoce el significado de, por ejemplo, escoliosexual.
El ministro considera básico que un policía sepa que escoliosexual es sentirse atraído por personas no binarias, aquellas que no se reconocen ni como hombre ni como mujer. De modo que un aspirante a miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no accederá a la plaza si no domina la nomenclatura de género.
Los temarios de la Policía Nacional (Recientemente informada) incluyen nuevos tipos de sexualidad, géneros (37) y orientaciones sexuales (10) que se manejan abiertamente en España. No tenemos desperdicio en estupideces de baja cama y alta estofa.
De toda la vida han existido dos sexos (hombre y mujer) y tres tendencias sexuales (hetero, homo y bi), y una ínfima cantidad de personas que, por cuestiones médicas, no consiguen adaptarse a su sexo. Y todo lo demás, la jerga, los nombres, los estudios de género, son timos para que unos cuantos vagos sigan viviendo sin dar golpe.
Vamos a ver, vamos a ver. Un antrosexual se caracteriza por el desconocimiento de la orientación sexual o la falta de identificación con ninguna de ellas, un intersexual, término que se usa para definir a todas las persona que nacen con órganos reproductivos o sexuales que no se ajustan a lo que tradicionalmente se considera “masculino” o “femenino”
Lo peligroso de esta clasificación, es que cualquier crimen o asesinato común (aunque sea por deuda o venganza) podría ser tipificado perfectamente dentro de cualquiera de estos supuestos y aplicar adicionalmente en cualquier delito el agravante de "delito de odio."
¡Esto es gravísimo, y nadie se da cuenta hacia dónde va esta gente!
Cuando la educación fracasa hay que aplicar la ley. Pero no la del menor sino la del mayor. Internos en un centro hasta cumplir los 18 años y a partir de prisión hasta completar los 30 años.