OPINIóN
Actualizado 06/03/2023 08:19:06
Luis Gutiérrez Barrio

La última página del libro está a punto de pasar y el libro se cerrará definitivamente.

No hay tristeza, quizá un poco de nostalgia por el tiempo pasado que nunca volverá. El futuro ha perdido todo interés, sólo la paz interior contará cuando la última página caiga definitivamente. Página de la que han desertado la fuerza y el vigor que hasta hace poco eran motivo de asombro. De aquel imperio tan solo quedan cuatro palabras inconexas que hablan un idioma olvidado, su relación con otras páginas llenas de vida es inexistente, son mundos vueltos de espalda, mundos que se ignoran, mundos que carecen de toda relación, el interés por seguir pasando páginas ha desaparecido, la curiosidad vivificadora ha dejado paso a la resignación de lo que termina.

Tras la larga noche espero el nuevo amanecer con ansia de vivirlo. Miro al Sol y disfruto con sus primeros rayos acariciándome el rostro, sus caricias suaves y templadas, a la vez que tímidas, tienen sabor a despedida. Las apuro al máximo pues tal vez sean las últimas.

Nuevas páginas surgen con arrolladora juventud, irrumpen en la vida arrasando con todo, nada quieren saber de trastos viejos e inútiles. Intento asirme a ellas para contagiarme con su vitalidad, pero todos los esfuerzos son inútiles, es tal el vigor con el que invaden el libro de la vida que mis mermadas fuerzas son insuficientes para engancharme a ellas.

Lo intento una y otra vez, pero la realidad es tozuda y frente a ella de nada valen mis escasas fuerzas. Por fin me he dado cuenta de que mis días se agotan y que es imposible alargarlos. Mi experiencia me ha enseñado que esa vida, a la que trato asirme desesperadamente, ya no es mi vida, la mía hace tiempo que ha pasado. Mis costumbres, mis juegos, mis músicas, mis diversiones, mis amigos…, todo ha pasado. Tratar de engancharme a la nueva página que está naciendo en el libro de la vida es absurdo, las nuevas páginas son para sus nuevos moradores. Ni yo podría vivir en ella ni ella no podría cargar con mi pesada vejez.

Cada día son menos las personas que de mi página van quedando, a la vez que se llena de nuevas caras, extrañas para mí. Ese ya no es mi mundo, es un mundo nuevo en el que tan solo soy un extraño.

Transcurrido un tiempo, no mucho, cuando mi página caiga definitivamente, otra nueva caerá sobre ella borrando lo poco que de ella quede. Mis obras, mis amores, mis trabajos, mis juegos, mis ilusiones, mis sufrimientos… todo lo que he sido, quedará sepultado para siempre por nuevas páginas, que a su vez quedarán sepultadas por otras.

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