OPINIóN
Actualizado 03/03/2023 09:23:15
Juan Robles

El lunes pasado, el partido Vox entregaba en el Congreso de los Diputados una moción de censura contra el presidente de gobierno actual de España. Y todo el mundo está pendiente de qué va a pasar con esa moción de censura, cuyo rostro visible es el anciano Ramón Tamames. Parece que la intención de Vox es vencer y expulsar al presidente del gobierno. Pero, para ello, necesita contar con más de la mitad de los votos del Congreso. Y parece que Vox no va a contar con más votos que los suyos. Pedro Sánchez contará previsiblemente con todos los votos de los que actualmente conforman y apoyan su gobierno.

Vox está pretendiendo que el Partido Popular lo apoye con sus votos, pero el PP es consciente de que los dos partidos solos no pueden desplazar al PSOE y sus socios. Por eso, creen que es equivocado plantear una moción de censura, por lo que pretenden mantenerse al margen y aportar simplemente la abstención de sus votantes. Con todo, esta actitud puede mostrar al PP como no opuesto a Pedro Sánchez, y como intentando no manifestarse tan contrario a Vox, de tal modo que pueda contar con los militantes de Vox para formar con ellos un posible gobierno en caso de ser necesario para alcanzar los votos necesarios.

La moción de censura parece concentrar la cantidad de censuras que están manifestándose diariamente entre los diferentes partidos políticos y entre las diversas ideologías, que dividen en dos las actitudes y confesiones de los españoles. Lo cual puede terminar enredándolo todo de tal manera que este país pueda ser ingobernable en el futuro. De ahí también las expectativas de las futuras elecciones: regionales y locales en mayo, y generales a celebrar previsiblemente en diciembre.

Y uno se pregunta, además, teniendo que cuenta que España ostentará la presidencia de la Comunidad Europea a partir del próximo mes de junio, en el segundo semestre del año. ¿Qué vamos a poder aportar nosotros en una comunidad que necesita unión, si no es precisamente una mayor división entre los diferentes países?

Por otra parte, nos enfrentamos en nuestro país a cantidad de corrupciones, denuncias y oposiciones o líneas rojas que nos marcamos entre unos y otros, acusando a los opositores de estar inclusos en diferentes corrupciones, que siempre son las de los otros.

Nos censuramos continuamente unos a otros desde nuestra mutua situación de poder: en el orden político, económico o ideológico. Incluyendo a los medios de comunicación, a los jueces o la justicia en general, a los empresarios, a los sindicatos, a los artistas, a las familias…

Solemos decir que los que tienen actitudes de censura, fruto del poder o dominio político, son los países que carecen de relaciones políticas homologadas y apoyadas en elecciones libres mínimamente reconocidas. Las acciones propiamente de censura inadmisibles, terminan frecuentemente por forzar a los contrarios a terminar en las cárceles, y a veces incluso llegan a la ejecución de los censurados, sin ni siquiera pasar por una actuación reconocible de la justicia.

Las censuras afectan al libre pensamiento, a la libertad de expresión, a las expresiones artísticas, teatrales o musicales. Creíamos que, con la libertad democrática alcanzada como fruto de la aprobación por votación amplísima de nuestra Carta Magna, la Constitución española, podíamos gozar de la libertad auténtica. Pero parece que esa libertad, generalmente reconocible por el ejercicio de la separación de poderes, está dejando bastante que desear. La censura parece estar a la orden del día, y viene a producir un ambiente casi irrespirable y, desde luego, bastante incómodo. Que cesen todas las censuras injustificables.

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