Tras la prueba del caballo en el ágora, se colocó el pañuelo morado de los Amigos del Alguacilillo a la imagen de San Agustín
Apenas se había terminado de extender la arena por la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo para culminar su metamorfosis en coso taurino cuando en la sobremesa del Jueves de Casetas tuvo lugar la primera actividad sobre la misma: la tradicional prueba del caballo organizada por la Asociación de Amigos del Alguacilillo, que tiene como finalidad que el equino que portará a la persona que ejercerá esa función durante los días de Carnaval se acostumbre a la propia arena y al entorno.
Esta prueba de la tarde del Jueves de Casetas tuvo como aliciente el regreso al papel de Alguacililla de quién ejerció esa función de 2014 a 2020, Patricia Zamarreño Martín, que tras su ausencia por motivos personales en el Carnaval del año pasado (fue sustituida por Sergio Elvira), vuelve a montar a Morenita, la yegua propiedad de César Vegas Ratero con la que se cuenta por tercer Carnaval consecutivo.
La prueba del caballo en el ágora mirobrigense, que fue seguida por unos cuantos curiosos, siguió el procedimiento habitual, ensayándose un par de veces lo que ocurrirá cada tarde en el coso antes del inicio del festival o la novillada correspondiente. Así, tras entrar por la calle San Juan, y dar el visto bueno el presidente (ejerció esta función Lauren Risueño), Patricia Zamarreño hizo en primer lugar a lomos de Morenita el despeje de plaza.
Posteriormente, regresó a la parte sur del ágora, para recoger a los peculiares ‘toreros’, con los que recorrió toda la arena (en el segundo de los paseíllos se sumó la Corte de Honor del pregón que había tenido lugar en el An-Mai un rato antes). Con los toreros ya en la parte superior, la alguacililla bajó por 3ª vez, para dirigirse otra vez hacia arriba, esta vez al galope, para que el presidente le tirase las llaves de los toriles.
Aunque en estos ensayos el ‘presidente’ estuvo en los tablaos, y no en la balconada de la Casa Consistorial como ocurrirá el resto de días, Patricia Zamarreño logró coger las llaves las dos veces que se le lanzaron, “y algo bueno significará”, como señaló el ‘speaker’, Joaquín Sánchez ‘Tato Galerías’. Tras los ensayos, animados por Tomás al tamboril, hubo una foto de familia de todos los allí congregados, con recuerdo incluido para un miembro de la Asociación fallecido, Salvador ‘Chiqui’.
A continuación, los presentes se dirigieron a las puertas de la Iglesia de San Agustín, para completar el ritual de la Asociación en la tarde del Jueves de Casetas: la colocación del pañuelo morado de la Asociación a la imagen del santo situada en la fachada del templo. Enrique González se encargó de esta tarea, colocándole también un ramo de flores aportado por Flores Toñi.
Como cierre, se rezó la habitual oración de la Asociación pidiendo que no haya cogidas (y como apuntó una de las asistentes, “que no se caiga nadie desde la muralla”). A continuación, hubo un par de oraciones más y múltiples vivas, incluso “a la madre de la yegua”. La Asociación repetirá estos rezos cada tarde del Carnaval cuando vaya camino de la Plaza Mayor desde las antiguas cocheras de la Rúa del Sol.