Damos por sentado que, alguna vez, nos hemos emocionado en algún partido de fútbol. Sin embargo, también hay gente que pasa del fútbol. Por eso, significo algunos conceptos de Mairena Vázquez, psicóloga, que nos explica este fenómeno. “El fútbol tiene un gran poder y es que para bien (o para mal) provoca todo género de sentimientos. Mientras que unos adoran el fútbol y son super forofos, otros lo detestan con todas sus fuerzas. Pero si de algo estoy seguro, es que ¡el fútbol no deja indiferente a nadie!... el fútbol es tan poderoso que hasta puede cambiarnos el estado de ánimo”.
¿Se conocen los beneficios psicológicos que nos aporta el fútbol con solo verlo? “Es sinónimo de alegría… El fútbol no da soluciones a los problemas, pero si alegrías”. Se insiste que el fútbol es un estado de ánimo. También “el fútbol es capaz de unir a las personas”. Y, además, “aporta alegría y ayuda a desconectar de la vida laboral y puede funcionar como una válvula de escape”. Por otra parte, “el fútbol es una máquina de generar sentimientos… euforia, alegría, tristeza, rabia, desesperación, nerviosismo… Sensaciones que experimentamos cuando vemos un partido de nuestro equipo”.
Prácticamente es imposible pensar en algún sitio donde no se hable de fútbol. Es cierto que ayuda a empatizar, a comenzar una conversación, a conectar con desconocidos, aunque en ocasiones resulte “pesado” para las personas a las que no les gusta el fútbol. ¿Este tiene carácter terapéutico? El fútbol invita a soñar con algo y procura evasión, genera nuevas ilusiones. Incluso la victoria de nuestros equipos nos llena de orgullo.
La parte negativa del fútbol se asocia a los “hooligans”, a los comportamientos violentos dentro y fuera del campo sobre todo, a la expresión fanática de algunas personas que excede lo normal… Pero, por comparación, la mayoría prefiere un disfrute no asociado a las manifestaciones violentas. La psicología del deporte nos debe llevar a buenos sitios donde disfrutemos del hecho deportivo, incluso, quedar en segundo lugar puede ser motivo de satisfacción. Entre otras cosas, porque no hay equipo que lo pueda ganar todo.
Estas actitudes de comprensión son las que procuran beneficios duraderos en los aficionados. Y, si añadimos la educación deportiva, también será bueno “aprender a perder”...