En mayo tendremos elecciones autonómicas y municipales. El presidente Mañueco estaría muy feliz si pudiera hacer lo que más le gusta y mejor sabe: precampaña electoral. Pero cometió el error de convocar elecciones anticipadas para comerse a Ciudadanos y gobernar con mayoría, se unió a Vox para formar gobierno porque le fallaron las cuentas, y en menos de un año dejó de gobernar aunque fuera presidente para ser gobernado. La gota que ha colmado el vaso han sido las nuevas medidas en contra del aborto anunciadas hace unos días. Pese a que la Junta de Castilla y León anunció que entrarían en vigor el pasado lunes, tres días después, de momento no se sabe si se trata de un protocolo, de un decreto o de una circular, porque ante el revuelo ocasionado ni se ha publicado ni se ha dicho que no se publicará. Lo que sí se sabe es que el presidente Mañueco y su vicepresidente de Vox tienen en contra al Gobierno central, a los médicos de Castilla y León, a la mayoría de las mujeres por no decir a todas y a no pocos miembros del Partido Popular. Parece que los compañeros de partido que lo animaron a convocar elecciones, ahora, cuando las cosas pueden restarles votos, lo dejan solo ante el peligro. Así son los políticos, los políticos son así: amigos cuando les favorecen y enemigos cuando les perjudican. Ante este panorama, más que pensar en hacer precampaña electoral, debería pensar en buscar la manera de poder salir sin consecuencias para los ciudadanos de este laberinto en el que se ha metido sin pensar en ellos.