OPINIóN
Actualizado 16/01/2023 08:21:57
Jesús Garrote

Hablamos de interculturalidad, pero lo que se propone educativamente en los barrios periféricos y a colectivos musulmanes, gitanos, etc, es pasar por el aro.

Tenemos una forma de vivir impuesta por el mundo capitalista, donde la producción es lo primero. Todo se rige por criterios económicos. Este sistema que tiene origen en el siglo XIX ha creado muchas desigualdades. Las generaciones no parten con las mismas oportunidades dependiendo dónde nazcas, entendiendo el amplio mundo, el análisis nos deja situaciones insostenibles. Zonas de África que no tienen apenas industria, que apenas dejan huella carbónica y que son los que más sufren los efectos del cambio climático.

Henri de Saint – Simon fundador del llamado socialismo utópico, Lasalle de la socialdemocracia y Karl Marx del socialismo científico. Desde luego si pensábamos en la abolición de las clases sociales y un reparto justo de la riqueza estamos muy lejos de eso.

Yo desconfío hace mucho tiempo de las ideologías, una parió a Hitler y otra a Stalin.

Por lo tanto creo en la trascendencia de los humildes. En un siglo con grandes avances en la inteligencia artificial, en la fusión como forma de energía o en la resurrección de un corazón de cerdo después de una hora muerto, los problemas esenciales de la humanidad siguen sin resolverse.

Los cambios para mejor vendrán desde la plebe si la escuela y la universidad no los domestica. Evolutivamente está claro que la variabilidad genética ha traído la adaptación de las especies. Los que sobreviven no son los más fuertes sino los más adaptados.

Por lo tanto apliquemos la biología también a la educación de la sociedad. Los clones no son buenos, los monocultivos nos matan de hambre si viene una plaga.

Si científicamente está demostrada la eficiencia de la biodiversidad por qué la escuela pretende evaluar a todos igual.¿ Por qué entienden unas profesiones más importantes y mejor pagadas que otras?. ¿Por qué se desprecia a los pastores o a los temporeros?.

Incluso los que ideológicamente los defienden no los conocen y no saben lo que sienten. Cuando nos comprometemos con otras culturas o colectivos no es para cambiarlas, es para ofrecer igualdad de oportunidades y buscar otras respuestas y otras salidas.

No es tan fácil traspasar lo obvio. Los grandes profetas no han sido ingenieros, ni magnates, ni brillantes universitarios, o atletas. La mayoría de las veces han nacido de familias humildes, sin grandilocuencia o talentos reconocidos.

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