Queremos denunciar y dar visibilidad a la vulneración de derechos a los que se exponen diariamente los presos de estas regiones. Hablamos del hacinamiento, de las malas condiciones alimentarias y sanitarias, de la cantidad de disturbios que se producen diariamente entre los presos de diferentes bandas criminales.
Lucía Salcedo Gil
Defensora de los Derechos Humanos
En un primer plano, se pretende dar a conocer las malas condiciones en las que viven los presos, tales como: problemas de sobrepoblación, hacinamiento, falta de recursos, vulneración de los derechos humanos de los presos… en diversas cárceles del centro y sur de Latinoamérica como El Salvador, Guatemala, Venezuela, Honduras… El aspecto común entre todas es la sobrepoblación, con pobres condiciones de derechos humanos, lo que nos lleva a recordar las represivas y fallidas medidas contra la delincuencia.
La Comisión Interamericana de derechos humanos (CIDH) llamó a la sobrepoblación "el mayor problema que enfrentan las cárceles de Latinoamérica". Es de destacar que el hacinamiento no sólo da lugar a una escasez de servicios de salud, alimentos y agua, sino que también es causa importante de las frecuentes peleas, fugas, motines e incendios que se producen en estos lugares continuamente.
A ello se deben añadir las condiciones y las restricciones a las que se sometió a los presos durante la pandemia de la Covid-19. Estrictas medidas fueron tomadas por los gobernadores de los países; se ordenaron cierres obligatorios y suspensión de actividades no esenciales, lo que afectó negativamente a las personas privadas de libertad, ya que se suspendieron las visitas de familiares y abogados a los centros penitenciarios y de detención. Las excesivas restricciones no lograron contener la propagación del virus. Es más, provocaron fugas y motines en diversas cárceles.
Organizaciones como Amnistía Internacional denunciaron estas vulneraciones de derechos humanos y pidieron que los millares de personas recluidas en celdas superpobladas se incluyeran en el programa nacional de vacunación. A su vez, hay que tener en consideración que las cárceles fueron uno de los lugares más expuestos a brotes de coronavirus, y la falta de claridad sobre los programas de vacunación, las políticas y el tratamiento de las personas recluidas fue un problema mundial que fue creciendo poco a poco. A medida que se iban definiendo las estrategias de vacunación, la no consideración de las personas detenidas como grupo prioritario tuvo consecuencias catastróficas para los presos y presas.
A modo de reflexión, podemos deducir que los culpables de que se cometan todo tipo de atrocidades en las prisiones son los dirigentes de dichos países que, antes de mirar por el bien común y por los derechos de éstos, les encarcelan y se dejan de preocupar por ellos. En consecuencia, se producen motives, revueltas, asesinatos, disturbios… entre los mismos presos de diferentes bandas criminales o entre presos y trabajadores.
Para intentar solucionar o solventar estos problemas, y que la situación mejore, es importante contar con profesionales como psicólogos, juristas, abogados… que aconsejen a los dirigentes y a los legisladores a la hora de tomar las medidas necesarias con presos y detenidos. Concluir diciendo que para poder cambiar todo esto es importante también cambiar la mentalidad de la sociedad de lo que es, y debe ser, una cárcel.