Mi fe en la verdad yo la alimento
haciendo del sustento de mi espíritu
la obra de mis padres abnegados
poniendo en mis manos lo que busco.
Así como la luna en el cielo
la voz de su consejo ilumina
la noche de mi alma apagada
en la oscuridad donde no veo.
Está mi bendición en la lectura
humilde del poema de sus manos
grabado en la piedra de mi pecho.
Austero como un Ángel sin su cetro
seré del continente de mis padres
un río obediente a su cauce.