OPINIóN
Actualizado 02/01/2023 10:05:16
Charo Alonso

Van sucediéndose los fastos navideños con despliegue de alegría, encuentros y comidas copiosas que nos recuerdan el privilegio de la vida en la abundancia de nuestros trabajos y días, y de nuevo cae la lluvia, sin consentimientos, en este invierno sin estrenar de temperaturas suaves y guantes que anidan en los bolsillos. Es un tiempo de quietud en el interior de la casa mientras se suceden las películas antiguas, los dulces en la bandeja más hermosa mientras nos desperezamos de tanto bueno y en el campanario que acabamos de descubrir, tocan los toques a muerto por un papa escondido en su convento de silencio.

Suena entre las flores la elegancia vienesas de la música clásica y es otro rito más que avanza el fin de una navidad que siempre cansa aunque no lo reconozcamos, y ahora son los reyes con su crujido de papel de regalo los que esperan su turno para retirar las luces de la alegría, el tiempo detenido del descanso que no lo es porque nos empecinamos en el agobio de los días. Sin embargo, estas tardes lluviosas de encuentro compartido nos ha regalado el rato de la charla que no teníamos, el gesto del abrazo, el rato de recreo. Enero se estrenará con el frío que esperan las plantas cuajadas de botones promisorios que se helarán de premura a no ser que nuestro destino de calentamiento nos convierta en desierto en el verano que tememos… son los tiempos de una incertidumbre que mira al cielo.

Y en el cielo cuajado de nubes el viento juega a desordenar los drones de los hombres. Abajo nos empecinamos en vivir de espaldas al río, amontonando lo que nos sobra, y sin embargo, es una naturaleza que escribe sus propias reglas la que sigue su curso amontonando agua en el desierto de nuestros embalses, acunando nudos y dejando que sean las garzas y las zancudas quienes escriban el bordado de sus ondas. Y me asomo al petril de los días para observar al pájaro, al milagro emplumado de la belleza que vuela sobre nosotros anunciando la vida. Una vida que arranca cada día, sin reparar en el año ni en el daño, sin hacer propósitos de enmienda ni dolor de lo pecado. Es la vida día a día.

Charo Alonso.

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.

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