Gracias a un estudio de los catedráticos de la USAL Rosa Hermosa y Enrique Monte en colaboración con el equipo de Matteo Lorito (Universidad Federico II de Nápoles)
En la agricultura actual, cepas registradas de Trichoderma, hongo microscópico que vive en el suelo y se asocia con las raíces de las plantas, son comercializadas como agentes de control biológico frente a fitopatógenos de importancia agrícola, bien por su acción antagonista frente a ellos o como activadores de las defensas de las plantas, transmitidas de forma sistémica por medio de una compleja red de fitohormonas.
Sin embargo, se ha visto que, en ausencia de patógenos, Trichoderma también aumenta la producción de los cultivos, por lo que, recientemente, han empezado a registrarse y comercializarse distintas cepas del hongo debido a su habilidad bioestimulante como promotoras del crecimiento, o por su capacidad para mitigar daños causados por estreses ambientales como la sequía, salinidad y/o las altas y bajas temperaturas, entre otros.
En este contexto, Rosa Hermosa y Enrique Monte, catedráticos del Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca, adscritos al Instituto de Investigación en Agrobiotecnología (CIALE) y miembros del Grupo de Investigación Reconocido ‘Fitopatología y control biológico’, acaban de revisar en la reconocida publicación científica “Nature Reviews Microbiology” el conocimiento actual de Trichoderma, “sus beneficios, uso biotecnológico y su interés para el desarrollo de agricultura ecológica y sostenible”, explican los autores a Comunicación USAL.
En el artículo, los científicos de la USAL abordan el potencial biotecnológico de Trichoderma en colaboración con el grupo de investigación del profesor Matteo Lorito, de la Universidad Federico II de Nápoles (Italia). El estudio se realizó por invitación de los editores de la revista “Nature Reviews Microbiology” a los dos grupos, considerados entre las principales referencias en la investigación internacional sobre este microorganismo.
Así, “Trichoderma: a multipurpose plant beneficial microorganism for eco-sustainable agriculture”, recoge las evidencias científicas que avalan el uso de Trichoderma como alternativa a los agroquímicos, tanto en la protección de cultivos como en la fertilización de las plantas.
Concretamente, los investigadores revisan la necesidad de las diferentes agencias que tienen a su cargo los registros de productos para la agricultura de abordar este concepto y considerar a Trichoderma, y otros microrganismos beneficiosos, “en un marco normativo que tenga en cuenta los resultados publicados en las revistas científicas”, resuelven.
El GIR ‘Fitopatología y Control Biológico’, además Grupo de Excelencia y Unidad de Investigación Consolidada por la Junta de Castilla y León, nace en el Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca en 1989, con Isabel García Acha, profesora de investigación del CSIC, y con Enrique Monte, a su regreso como postdoc en el Reino Unido.
Desde entonces, los científicos de la USAL trabajan con el hongo Trichoderma debido a su interés como alternativa a agroquímicos en agricultura biológica y en sistemas de producción integrada. En este sentido, han abordado ámbitos tan diversos como la microbiología, bioquímica, ecología, fitopatología, genómica funcional y estructural, proteómica y transcriptómica.
En época más reciente, uno de sus campos de estudio se orienta al diálogo molecular de Trichoderma con las plantas, bien como inductor de respuestas de defensa frente a patógenos y estreses ambientales, o como fertilizante y promotor de su crecimiento, dando como resultado incrementos significativos de producción en plantas cultivadas.
Este tipo de investigación, eminentemente aplicada, ha dado lugar a varias patentes y a la creación de empresas, además de lograr el hito de obtener el primer fungicida biológico registrado en España (TUSAL®) y haber servido para formar parte del consorcio internacional que consiguió el registro de distintas formulaciones de Trichoderma en la UE.
Entre las numerosas distinciones con las que el GIR “Fitopatología y Control Biológico” ha sido galardonado por su investigación figuran los premios Severo Ochoa de la Fundación Príncipe de Asturias (1999), Mecenas del Consejo Social de la Universidad de Salamanca (2002) y Fleming de la Sociedad Española de Microbiología (2007).
‘Nature Reviews Microbiology’, con un factor de impacto 78,297, es la revista de mayor impacto en la que se puede publicar investigación en el ámbito de la agricultura y, en general, en el ámbito de la Microbiología no médica.
Fuente y foto USAL