Las reflexiones que siguen están hechas desde el punto de vista de la Psicología social, donde se ubica mi especialidad y experiencia, y como un espectador más de los partidos jugados por nuestra selección, en este Mundial de Fútbol 2022.
Hay tres imágenes de todas las que presencié como telespectador de estos partidos, que sobresalen sobre muchas otras: la primera (que ya comenté la semana pasada) nuestro equipo escuchando el Himno Nacional con la boca cerrada, sin cantar, pues el Himno no tiene letra. La segunda imagen es la de los jugadores de la Selección, en el partido contra Marruecos, con unas camisetas color azul claro, en el que, obviamente había una franja con los colores de la bandera nacional, en su lateral. Y una tercera imagen que se repitió demasiadas veces, cuatro o cinco jugadores en la línea media del campo, pasándose uno a otro el balón, sin avanzar en ningún momento hacia la portería del territorio rival y, a veces volviendo el balón a manos del propio portero.
Analizaré las dos segundas imágenes, por haber hecho ya el comentario de qué implica, desde el punto de vista de la identidad colectiva no tener una letra consensuada. Dejaré también sin comentar, algunas imágenes de jugadores individuales, incluido el portero, pues mi atención se centra en el equipo como grupo humano.
Las primeras imágenes del partido España-Marruecos me confundieron, incluso me hicieron equivocar a la hora de identificar cada equipo: durante los primeros minutos tomé al equipo marroquí, por el equipo español, al ver sus CAMISETAS ROJAS que a priori me esperaba verlas en los jugadores españoles. Nunca había visto al equipo español con camisetas AZUL CLARAS ( que como aficionado poco informado asocio con el equipo argentino). Quizás el lector se preguntará que cuál es el problema, por cambiar el color de la camiseta de un equipo, de vez en cuando, si en alguna parte se ven los colores de la bandera nacional. Sin embargo en mi experiencia de espectador observo que con mucha frecuencia la selección española cambia el color principal de su camiseta por cualquier otro que no es el rojo. De tal modo que la “Roja” se queda sin rojo. Siempre he supuesto que el motivo es por cortesía con el equipo rival, que tiene el mismo color. Pero este detalle, aparentemente poco importante, tiene su importancia en cuanto a identidad de grupo y de Nación: representando a España, en su vestimenta desaparece con frecuencia el rojo y el amarillo, como los colores que componen nuestra bandera. Sin letra de himno nacional y sin los colores de la bandera española no se facilita que los jugadores se sientan lo que son: españoles unidos en un mismo equipo.
La tercera imagen, un grupo de jugadores pasándose entre ellos el balón repetidamente sin posibilidad de avanzar, me parece la más esencial de las tres para explicar el fracaso de un buen equipo frente a otro que casi con seguridad no era mejor que el nuestro: la imagen habla de un LIDERAZGO EJERCIDO POR EL ENTRENADOR, Luis Enrique, sobre “sus chicos”, que hace desaparecer su espontaneidad de buen equipo, que busca y encuentra los movimientos adecuados para llegar a la portería contraria. Con este entrenador quedan encadenados por las rígidas normas que han recibido de él y que les paraliza tanto que son incapaces de unir la posesión del balón con el avance hacia el objetivo de golear.
Desde este punto de vista, la eficacia, creo que ha sido una buena decisión cambiar a Luis Enrique, por otro entrenador que sepa aunar la confianza en el equipo (y por tanto permitir la parte de espontaneidad) con los métodos precisos de juego en circunstancias previamente estudiadas.
Sin un himno cuyas palabras unan, sin un distintivo nacional claro y no cambiante, con la obligación de cumplir siempre una serie de normas que ahogan la espontaneidad que todo juego necesita, es difícil salir al campo con el claro deseo de vencer.
¿Nos pasará al conjunto de los españoles el mismo fenómeno, en nuestra vida colectiva, sentirnos excesivamente “sujetos” por normas de conducta supuestamente razonables, sin claros símbolos de pertenencia a una misma Nación, unos símbolos aceptados y queridos por todos? Es solo una pregunta, no una afirmación.