El territorio rural, por fin, además del patrimonio natural y paisajístico, que debe conservarse, alberga un ingente patrimonio inmobiliario, arquitectónico, monumental, etnográfico y cultural cuya conservación corresponde a todos. Un patrimonio plagado de olvidos, atentados seculares, mal documentado y peor conservado. No podremos levantar la mirada mientras no hayamos dedicado energía y recursos suficientes, públicos y privados a levantar esa memoria de inmenso valor que no debe perderse. Solo de esa manera nuestro futuro se reconciliará con lo que hemos sido. Y solo puede hacerse desde la plena consciencia del valor y la excelencia de nuestro legado
Foto: Almendra (Salamanca) Santiago Bayon Vera