Los informes de Amnistía Internacional sobre el apartheid revelan cómo los palestinos y palestinas son tratados como un grupo racial inferior al que continuamente se le está privando de sus derechos.
Autora: Andrea Pinto Sánchez. Defensora de los derechos humanos.
La lucha entre Palestina e Israel por el territorio palestino, que lleva activa desde 1948, a día de hoy se recrudece y aumenta la represión y las muertes. Esta ocupación empezó con el objetivo de crear un Estado para ciudadanos judíos dispersos por el mundo, es decir, “judaizar” zonas de Cisjordania y Jerusalén Oriental. Así se creó lo que se conoce como “TPO”, es decir, Territorio Palestino Ocupado, en los que se consolidan diferencias notorias entre los derechos de los palestinos que tienen la ciudadanía y viven es Israel y aquellos que viven en las zonas TPO, los cuales siguen sufriendo grandes restricciones en la libertad de movilidad y traslados forzosos, entre otros.
La ocupación israelí de Palestina actual es ilegal de acuerdo con las resoluciones de la ONU, pues se ve cómo a lo largo de estos 74 años de lucha por la ocupación, el territorio palestino ha quedado prácticamente invadido, más allá de los límites acordados en 1947. Israel ha dado los suficientes “motivos razonables” como para considerar que dicha ocupación vulnera las normas internacionales. Sin embargo, también se puede observar cómo occidente parece tener una venda en los ojos ya que no hace nada por cambiar dicha situación. En el caso de la invasión rusa de Ucrania sí que se notó la implicación de occidente (enviaron armas, dinero y apoyo internacional con el que pudieran defenderse); parece ser que los niños y niñas palestinos son menos importantes que los niños y niñas ucranianos.
La ONU ya intentó en 1947 que no se diera dicha eterna lucha a través del “Plan para la partición de Palestina”, sin embargo, el holocausto de la Segunda Guerra Mundial provocó desconfianza e inseguridad, lo que causó que no fuese llevado a cabo. Además, Reino Unido abandonó Palestina (de la que era potencia ocupante) el 15 de mayo de 1948 cuando David Ben Gurión declaró la independencia de Israel; desde ese momento se han sucedido guerras, ocupaciones y sufrimiento.
Los líderes de ambos bandos (judíos y árabes) criticaban la separación del territorio palestino por la violación de derechos de unos y otros. A partir de esas discusiones se han sucedido varias guerras (guerra de la independencia, guerra de Suez, la de los Seis Días) en las cuales han ido interviniendo distintos países occidentales según sus intereses.
El derecho internacional humanitario establece que la ocupación de un territorio en tiempo de guerra tiene que ser una situación transitoria, y que esta no priva al país ocupado de su condición de Estado ni de su soberanía. Tanto el secretario general de la ONU como varios Estados han declarado que la anexión unilateral del territorio de un Estado por otro, supone una violación grave del derecho internacional y que, por lo tanto, es un hecho nulo.
El problema de todo este conflicto político es que Israel comete multitud de crímenes contra los palestinos, entre ellos: uso desproporcionado de la violencia, traslados forzosos de personas, destrucción de hogares, castigos colectivos, homicidios ilegítimos, tortura y negación de derechos y libertades fundamentales.
Ha habido numerosas resoluciones de la ONU que pretenden acabar con el conflicto, aun así, son permanentemente incumplidas porque ninguna de las dos partes quiere cesar en su cometido: el control de todo el Estado de Palestina, y porque tampoco tienen un fuerte apoyo internacional por parte de los países occidentales.
Muchos periodistas comparan esta situación con la vivida en la Segunda Guerra Mundial con los judíos, solo que ahora se persigue y tortura a la población palestina.
Israel ha instaurado un sistema de opresión y dominación en los territorios que tiene controlados, esto no solo incluye a la población palestina sino también a la población refugiada desplazada a otros países.
Amnistía Internacional considera que estas apropiaciones de tierras, homicidios ilegítimos, restricciones a la circulación y la negación de la nacionalidad y ciudadanía, constituyen según el derecho internacional un auténtico “apartheid”. Es un sistema caracterizado por violaciones de derechos, un régimen de opresión y dominación de un grupo racial sobre otro que constituye, a nivel internacional, un crimen de lesa humanidad. Por lo solicita a la Corte Penal Internacional que lo considere como tal, de manera que se pueda juzgar al gobierno israelí por dichos actos.
Los informes de Amnistía sobre el apartheid revelan cómo los palestinos y palestinas son tratados como un grupo racial inferior al que continuamente se le está privando de sus derechos.
Al parecer, Israel tampoco está a favor de la libertad de expresión puesto que asesinó a 214 civiles, 46 de los cuales eran menores de edad, por hacer manifestaciones en la frontera con el objetivo de que los palestinos refugiados pudiesen volver; si no respetan algo tan importante como la vida e integridad humanas no podemos esperar que protejan algo tan básico como la libertad de expresión.
Amnistía Internacional pide una mayor colaboración por parte de los Estados occidentales, no obstante, desde mi punto de vista, creo que a ciertos Estados no les interesa que esta guerra termine puesto que de esta manera continúan suministrando armas a Israel, lo que les hace ganar mucho dinero. A cambio de esta compraventa, los países exportadores de armas les protegen de la rendición de cuentas ante la ONU (un círculo vicioso que complica aún más la tarea de frenar los crímenes de lesa humanidad).