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LOCAL
Actualizado 25/11/2022 16:00:19
Redacción

La tienda ubicada en la calle Ancha 26 permite adquirir artículos que ayudan a comunidades vulnerables con salarios dignos

La Navidad trae alegría, familias, amigos, reencuentros en la mayor parte de los hogares españoles. El significado de la fecha hace del momento algo entrañable y brinda una ocasión para compartir preparativos y salidas en búsqueda de regalos como quien va de aventura, por una ciudad que siempre ofrece algo a cada quién.

En la calle Ancha 26 (teléfono: 923 218 047), cerca de la iglesia de la Purísima, un poco escondida, está la tienda de Comercio Justo de la ONG Oxfam Intermón. Este establecimiento está surtido con mercancías provenientes de muchos lugares del planeta, se ofrecen alimentos muy apreciados como café y cacao con todos los derivados, azúcar y panela del Perú, infusiones, turrones de Valencia, golosinas exóticas. La gente no imagina que hay un mundo de historias en cada artículo exhibido en los escaparates.

En el local se pueden adquirir calcetines hechos con fibras de bambú, bolsos de piel, juguetes, bisutería, objetos para el hogar, armar cestas navideñas, pedidos para bodas, bufandas y complementos de lana, seda, línea de cosméticos a base de rosa mosqueta, argán, aloe vera, coloridos belenes artesanales y ropa de algodón, en particular pijamas, que son muy buscados en esta época, “exportamos pijamas de algodón 100% orgánico, “made in India”, a Austria y Bélgica”, dice a SALAMANCA AL DÍA, Irene Alonso, coordinadora del Comité de Oxfam Intermón en Salamanca.

Comercio Justo no es más barato

“La tienda tiene más de 20 años”, apunta Pilar de Celis, también Voluntaria de la ONG, “se trata de establecer unas vías, no como las del comercio convencional, sino un comercio paralelo, mucho más justo, los productos de comercio justo son más caros porque pagan salarios dignos, se paga igual a hombres y mujeres, no hay trabajo infantil, hay unas condiciones laborales totalmente claras y definidas, incluso en algunos productos hay un precio mínimo garantizado, o sea que baje o suba, por ejemplo, el café, que fluctúa mucho, porque cotiza en bolsa, se da un valor mínimo y se paga antes. Aquí los clientes tienen la seguridad de contribuir con una buena causa”.

“Lógicamente”, acota Pilar, “los productos llegan a un precio que no es el que yo encuentro en el supermercado, pero este es un producto de calidad, certificado, con un sello internacional autorizado de comercio justo, donde me dice que se han cumplido los diez criterios de honestidad, honradez y de respeto al medio ambiente. Que eso, a la fuerza, en una camiseta, no puede valer dos euros. Es imposible. Plantar algodón orgánico tiene 19 procedimientos hasta que encuentro la tela de algodón, y todo ese trabajo se tiene que pagar. No es un precio baratísimo lo de comercio justo, sino un precio razonable”, concluye.

La red de tiendas funciona sobre los parámetros del comercio justo, pero es la ONG Oxfam Internacional, quien lleva adelante, dice Irene Alonso, las “líneas de cooperación al desarrollo, ayuda humanitaria con agua y saneamiento a emergencias en el terremoto de Haití, por ejemplo. Claro todo el dinero que sale de las tiendas de comercio justo, es obviamente para pagar a las cooperativas”. El comercio justo no trata de vender más barato, sino que procura vender a un precio justo que permita crear condiciones de vida más dignas para productores, artesanos, agricultores organizados en cooperativas de países como Perú, India, Uganda, Etiopía, Bolivia, Marruecos. Detrás de cada producto hay una comunidad vulnerable que construye o lucha por modos de vida más dignos. La ONG busca facilitar el acceso a mercados difíciles, garantizarles precios justos y estabilidad de ingresos a través de pagos directos y por adelantado “. Según datos del portal de Oxfam Intermón, la ONG Oxfam tiene presencia en más de 90 países, ha prestado apoyo a más de 25 millones de personas en distintos lugares del mundo, ha colaborado con 4.128 organizaciones socias, y el 51% de la población atendida han sido mujeres y niñas.

Venta de productos y promoción de ideas

La tienda de la calle Ancha es una especie de enclave del comercio justo; desde allí un grupo de voluntarias y voluntarios venden artículos bajo la filosofía del comercio justo y por otra parte, se emplean a fondo para dar difusión a las ideas de consumir responsablemente.

En ese sentido, Irene Alonso detalla algunas de las actividades que se hacen en cooperación con las instituciones educativas salmantinas para concienciar a la comunidad: “tenemos convenios con la Universidad de Salamanca (USAL), el jueves pasado estuvimos en una actividad de sensibilización por el cambio climático, por la COP 27, en la Facultad de Economía y Trabajo Social, con una campaña que se llama Mercadillo de Soluciones. También tenemos convenio con la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA). Es que con la pandemia se dio un parón, necesitamos gente nueva, pensar nuevas actividades, gente que llegue a la comunidad universitaria, que aquí pesa mucho, y estamos trabajando con la USAL y la UPSA para cursos y voluntariado que cuenten créditos”.

“En la tienda todos somos voluntarios, agrega, la ONG española a su vez está vinculada con Oxfam Internacional, nos da pautas de cómo gestionar lo que vendemos, te da técnica de ventas, pero en la tienda, la organización es nuestra. El horario lo cuadramos nosotros. La gestión del día a día es nuestra, siguiendo unas pautas que vienen Oxfam Intermón”.

La Coordinadora de la ONG en Salamanca, revela que la gestión ha tenido sus altibajos “la tienda vende unos 44.000 euros al año, aunque en el 2020/2021, el año de la pandemia, bajamos a 37.000 euros. Hemos recuperado y en el año 2021/2022 hemos llegado a los 45.000 euros”, agregando que “en España hay un montón de Comités de Oxfam Intermón que están en diferentes ciudades, en el caso de Salamanca se llevan campañas, redes, educación, recursos humanos… la tienda es un espacio de comercio justo, y además se intentan varias cosas más; es decir, recogemos firmas, campañas de regularización de personas extranjeras, hemos trabajado a nivel local con las “Kellys”, grupos migrantes de Ceuta y Melilla; porque al final la tienda es la cara al público y cuesta mucho llegar a gente nueva.”

España, a la cola de Europa

España no es de los países que más gasta en esta iniciativa, de hecho “las tiendas de segunda mano que tuvimos en el país no funcionaron”, acota la Irene Alonso, también en Salamanca “cuesta introducir el comercio justo, cuesta en toda España”, dice Pilar de Celis, destacando, “que en Suiza un ciudadano gasta como media entre 90 y 100 euros al año, pero en España, estamos a la cola, un español gastaba en 2019, sólo 0,96 euros. Probablemente el comercio justo lo conoce el 20%” de la población”.

Y en sintonía con lo anterior, la publicación digital de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo señala que en 2021, cada habitante de España consumía una media de 3,04 euros en productos de comercio justo, mientras que, en otros países europeos, el comercio justo tenía mayor presencia en el consumo de la población.

Por eso, Irene Alonso destaca que “cualquier cosita que hagamos aquí, sabes que tiene un efecto en algún sitio, siempre de mejorar; este verano estaba en Senegal, y ahí estaban los carteles de Oxfam, por ejemplo, cooperativas de microcréditos, poniendo un granito, hay gente que se quiere quedar allí, en su tierra, quiere establecer un proyecto, un itinerario, no todo el mundo quiere irse y venir para Europa”.

Carmen Sanchis

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