Esta organización católica cuenta con un centro en Chamberí donde atienden a cerca de un centenera de niños, niñas y adolescentes de distintos barrios salmantinos
La historia familiar está rodeada de circunstancias que dejan huella en el destino de los hijos. Las situaciones de exclusión son difíciles de encajar en el seno del hogar. La población infantil y juvenil expuesta a esta cara no tan feliz de la niñez tiene más lastre en el camino de labrarse un futuro. Sin saber el porqué, tendrán que lidiar con la dificultad de ver la vida de una cierta forma. Muchos de esos chavales necesitan apoyo y atención para llevar a buen término procesos educativos y de socialización que requieren tiempo para dar forma a una experiencia vital integral.
Desde Cáritas Diocesana de Salamanca, Miguel Ángel Martín, docente del Espacio de Encuentro Comunitario La Inmaculada, ubicado en Chamberí, explica a SALAMANCA AL DÍA en qué consisten las iniciativas de la institución para acompañar a niños, niñas y adolescentes, subrayando que el centro, es sobre todo un “un lugar que nosotros tenemos de animación de la comunidad, hay situaciones familiares muy complicadas en todos los casos, en La Ludoteca, en las actividades de primaria y en secundaria, algunas son muy dramáticas. Lo que intentas es tener un espacio dónde ellos se encuentren a gusto y las relaciones sean positivas". De hecho, "los niños y las niñas aprenden determinadas costumbres que algunas veces nosotros intentamos romper”, añade.
En el Centro hay actividades para todos los miembros de la familia, pero hay énfasis en la población infantil y juvenil. Generalmente acuden “niños y niñas que en principio viven en los barrios de los alrededores, vienen desde Tejares, incluso alguna vez han venido de Buenos Aires, de Los Alcaldes, de Los Alambres, de Chamberí, de todas estas zonas de por aquí. Actualmente estamos acompañando en torno a cien menores de 18 años, aunque también hay otras participaciones, porque hay chavales que abandonan, y estamos con ellos”, detalla Martín.
“El perfil son niños y niñas. Nosotros intentamos que sea una mezcla, que todos los que vengan participen al mismo nivel. Por supuesto, hay población de comunidad gitana, hay población que viene de otros países, hay uno u otro grupo cultural menos conocido, pero por ahí también participa”, añade. El trabajo que se realiza desde Espacio de Encuentro Comunitario La Inmaculada no se hace en un día ni en un año, es en el mediano y largo plazo cuando se ven los resultados del servicio a la comunidad, con la población infantil y adolescente de la zona.
El centro posee instalaciones amplias e iluminadas para desarrollar variadas actividades, acordes con cada grupo etario. El abordaje se hace desde el “respeto y la confianza, por ejemplo, los chicos y chicas de la secundaria necesitan estudiar o reforzar materias o temas culturales, los de primaria, trabajar un poco más en algunos contenidos vistos en clases, así como jugar, mientras que los chiquillos, aprender jugando".
Uno de los recursos que brinda el Espacio de Encuentro Comunitario La Inmaculada es la Ludoteca, “un espacio preparado para niños de 2 a 6 años, muy pequeños, en el que se les proponen juegos. El juego es la dinámica que engloba casi todo, a través del juego dirigido o el juego libre trabajamos muchas cosas, dentro de ese juego, hay dinámicas que tienen que ver con talleres, por ejemplo, se trabaja mucho la higiene y las habilidades de relación, motoras, sociales”, explica Miguel Ángel Martín, quien agrega que un día típico comienza por crear hábitos de higiene y rutinas.
“Después empiezan las actividades, suelen tener un tiempo de juego, taller, actividad dirigida, que es una propuesta que hacemos para jugar o escuchar un cuento todos juntos; y luego, ellos disponen de diferentes juegos que sacan y comparten, juegos más libres, después saben que tienen que guardarlos donde estaban. Son como rutinas que se establecen que puede ser dentro de La Ludoteca o en el patio, si hemos sacados cosas al patio hay que recoger. Cuando vienen sus madres o padres, normalmente saben que tienen que lavarse las manos, recogen el abrigo y se van. Es muy sencillo. Ellos enganchan muy bien”.
Este recurso ofrece a los chicos una oportunidad de encarar la actividad escolar de forma distinta, recibiendo dosis extra de motivación y ánimo por parte de los monitores. En dos encuentros semanales, de dos horas aproximadamente cada uno, se realizan deberes escolares y también se juega. Apunta el docente de Cáritas, que para los de “primaria, tenemos el tiempo dividido, la primera hora tiene que ver más con el apoyo al estudio que llamamos de refuerzo cultural o animación cultural.
Si tienen que hacer deberes y no saben hacerlo o les falta motivación, nos ponemos con ellos, de forma grupal. Depende del número de monitores, ellos van sacando sus deberes, cuando los tienen. En la segunda hora, talleres y juegos que tienen que ver con el tiempo libre. ¿Cómo lo organizamos? muchas veces nos dicen queremos hacer esto o aquello, por ejemplo, el viernes pasado teníamos una actividad con los de primaria, querían hacer cocina, pues a cocinar, hicimos una pizza. Tenemos una cocina, aquí tenemos de todo”.
En el caso de los chicos de secundaria que acuden al Centro, van más por el tema de estudios dos veces por semana, -acota Martín- “básicamente es estudio, con dos horas también. Alguna posibilidad de hacer actividades de tiempo libre. Normalmente, tienen más estudios. Y depende del grupo, también les preguntamos, pero si no les apetece… tampoco es que sea muy estructurado”.
Una que otra vez, los chicos y las chicas tienen inquietudes para los espacios de tiempo libre, “de repente, ves en el proceso de la semana, la gente diciendo podríamos hacer algo, pues ¿qué queréis hacer? Un taller de cocina, pues venga, vamos a hacer una tortilla de patatas, cómo se hace, y ya está. No es tanto el tiempo libre, allí es más esporádico. Secundaria es básicamente estudio, pero sí que alguna actividad se hace. Cada trimestre nos juntamos los diferentes recursos que tenemos en Cáritas (Baraka, San José, y otros) para hacer una actividad conjunta de primaria, y/o de secundaria. Algunas veces es para todos y algunas veces es para primaria o para secundaria. La actividad puede ser ir a visitar algún sitio de la ciudad, irnos a un parque a hacer juegos, hacer una actividad quizás en este espacio, hacer un taller, antes de verano hicimos uno con la filmoteca. Básicamente los chaveles se encuentran y se conocen”, agrega Martín.
Apuntarse a La Ludoteca y a los programas de estudio es sencillo, el primer paso es acercarse o comunicarse con el equipo que lleva el Espacio de Encuentro Comunitario La Inmaculada, de hecho, señala el docente de Cáritas que “hay varias líneas, una es que nos conozcan, estamos mucho en la calle, la gente nos conoce de unos por otros, el boca oreja funciona. Otra opción, es cuando hay personas que vienen nuevas por aquí, solicitando acogida, y en el proceso alguien del equipo de Cáritas les presenta la opción. También desde el Centro de Acción Social del Ayuntamiento-CEAS conocen el recurso y derivan. Del Colegio Lazarillo también han hecho esa función. Muchos niños del colegio vienen aquí, algunas veces los profesores dicen, llevadlos, algunos de ellos vienen por aquí y hacemos algunas actividades; pero la más gruesa, por dónde viene más gente, es el contacto directo con las familias, los que no nos conocen con otras familias que ya nos conocen”.
Una parte del equipo también trabaja en la calle, tienen una forma “intencionada, organizada y sistemática” de hacerlo, que se despliega en el ámbito del vecindario, de la comunidad para conocer, en el sitio, realidades que a veces no se ven a simple vista. Para el equipo de Cáritas es prioritario comprender el sentir de los chavales y los padres, desarrollar relaciones de confianza a largo plazo con las familias, especialmente en el caso de aquellas en situación o riesgo de exclusión, para actuar coherentemente.
En ese sentido, amplía Martín, “a nivel estatal se hizo un estudio de la trasmisión intergeneracional de la pobreza, resumidamente, se encontró algo muy obvio, la pobreza se hereda, que el 80% de los niños y niñas, que viven en familias en situación de exclusión, van a estar en riesgo de exclusión cuando creen una familia. Y una de las causas, es el tema de educación académica, de la formación académica. Nosotros intentamos romper ese ciclo. Por eso tenemos esa actividad de educación de calle, o acompañamientos familiares o eso de estar con las familias, intentar animar, motivar a que no falte tu hijo a clases. Hay que trabajar interdisciplinariamente, hay que trabajar con las familias, la integralidad del trabajo con la comunidad, los mensajes que damos a los niños en su lenguaje es el mismo que damos a los padres en su lenguaje”.
Más información en el Centro Socio Comunitario La Inmaculada, calle Lagar, 16, 37008 Salamanca, en el correo infancia@caritasalamanca.org y en el teléfono 923 324 315.
Carmen Sanchis