OPINIóN
Actualizado 11/11/2022 08:33:30
CÁRITAS

Crecemos junto al rechazo; incluso a veces le cogemos de la mano, porque tenemos la costumbre de facilitar una decisión si la hacemos nuestra, como si evitar un pensamiento diferente al que comprendemos lo hiciese de manera fácil, un poco más invisible.

Nos rodeamos de personas que nos inclinan la balanza de la vida hacia lo que nos hicieron creer que era lo correcto, y en cambio, ignoramos aquello que nos enriquece, aquello que nos hace más humanos; la tolerancia y el respeto. Que fortuna deberíamos sentir al poder abrazar una cultura diferente a la nuestra, tanto que al final la hagamos una.

Existe una realidad que obliga a muchas personas a partir de su hogar, para intentar hacer casa otros lugares donde el tiempo se detiene para buscar su espacio; y no entendemos que no hay mayor cobijo que aquel donde te hagan sentir así. Y es ahí donde nosotros, encargados de estrechar entre brazos la empatía, tenemos que facilitar el proceso. Y lo hacemos porque no supone esfuerzo, porque es en balde, porque de eso se trata; de dar para crecer, en todos los sentidos.

Desde el Centro Intercultural Baraka, perteneciente a Cáritas Salamanca, esta labor lleva vigente 20 años, facilitando la situación de personas de diferentes culturas, procedencias y edades. Y es por ello que el mundo se vuelve más bonito; porque se construye de diferencias, y, en suma, esos extremos que nos hacen distintos, en un momento dado llegan a tocarse, para finalmente volverse uno.

Carmen González

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