LAS ARRIBES
Actualizado 04/11/2022 12:41:52
Miguel Corral

Las primeras jornadas confirman que la perdiz no ha criado debido a la sequía, que el conejo ha desaparecido en las zonas ganaderas y que se ha producido un descenso considerable de liebres

Ni que decir tiene que la escasez de precipitaciones a lo largo de toda la primavera y el verano ha marcado la cría de todas las especies que habitan nuestros campos, circunstancia que se ha podido apreciar en los escasos días que han trascurrido de esta nueva temporada de caza menor que arrancaba el pasado 23 de octubre; unas jornadas, la primera, con fuertes rachas de viento que se llevaban la poca humedad que había cogido el campo los días previos con el paso de la primera borrasca en meses, y un puente festivo ideal para pasear, pero no del todo para la práctica cinegética por haberse registrado temperaturas excesivas para el momento del año en el que nos encontramos.

A pesar de que la ilusión de los primeros días suele superar cualquier contratiempo, la escasez de caza en los campos hizo que el aburrimiento surgiese antes de lo deseado. Tras esa primera jornada, el fin de semana de los Santos estuvo marcado por una subida de las temperaturas, aunque una circunstancia contraria tampoco arrojaría resultados mejores debido a la escasez de especies cinegéticas.

Consultados varios cazadores de distintos puntos de la geografía salmantina, la mayoría coincide en una mala cría de perdices, confirmándose en estos dos fines de semana trascurridos de la temporada, las previsiones anteriores a la apertura de la menor. La falta de agua confirma lo que se vio en el verano en el campo, perdices solitarias y parejas que no han sido capaces de sacar adelante a sus pollos, por lo que estamos ante la peor situación que han vivido las poblaciones de perdiz en nuestra provincia, por lo que no estaría de más dejar para madre lo poco que aún queda en algunos cotos.

Esa es al menos la impresión que reflejan muchos cotos en Las Arribes, zona en la que por su orografía ha venido manteniendo poblaciones de perdiz en número suficiente como para disfrutar de su caza hasta este momento, aunque los primeros resultados de esta temporada indican que sus poblaciones sufren una alarmante caída.

Un verano demasiado largo, ocupando la primavera y lo trascurrido del otoño, así como la depredación por rapaces especialistas en su caza, apunta a que son las principales causas de este importante descenso de perdices, situación que también se ha reflejado en otros puntos de la geografía salamantina y que aún contaban con ‘madre’ suficiente como para que se vieran buenos bandos de perdigochas, pero la sequía parece haberlo impedido.

A diferencia de lo que sucede en otras provincias castellanas y leonesas, el conejo demuestra una temporada más que los campos salmantinos no son su mejor hábitat. En ese sentido se ha podido apreciar la casi desaparición de rabicortos en las zonas dedicadas a la ganadería, todo lo contrario que sucede en las zonas agrícolas, donde en muchos casos son plaga, ocasionando graves daños a cultivos como la vid, regadíos, etc.

Un año más coincide el comentario de los cazadores de que cada vez es menos frecuente observar conejos con síntomas de mixomatosis, lo que deja a la hemorrágica vírica como la principal causa de mortandad junto con la depredación que ejercen aves rapaces y zorros, principalmente. Tampoco podemos olvidar la presencia, cada vez mayor, de varias especies de mustélidos como la garduña, casi plaga, y que compite por alimento con otras especies de mayor interés como la jineta y el turón, a los que se ha sumado desde hace un tiempo el meloncillo, especie invasora y que tanto cazadores como ganaderos no entienden que no haya sido incluida ya como especie cazable, solo por el hecho de que permitiría controlar su expansión.

Cada vez son más los cotos que se ven obligados a restringir sus jornadas de caza por la falta de conejos, lo que influye también para que sus predadores se fijen en otras especies de fauna como la perdiz, lo mismo que hacen los propios cazadores, que a falta de gazapos patean el campo en busca de otras piezas con las que poder satisfacer su afición venatoria.

La liebre sigue en descenso

También la liebre parece haber descendido en número. Las poblaciones de rabonas se están viendo en uno de los peores momentos de la cinegética, dato que se confirmaba en las primeras jornadas para la caza con galgo. A las rabonas parece haberles afectado también la escasez de lluvias.

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