Más de ochenta niñas y niños se divirtieron con la variadas actividades que disfrutaron durante toda la tarde
Lumbrales ha vivido esta tarde una intensa y divertida fiesta infantil de Halloween, organizada por el Ayuntamiento y el AMPA del colegio de primaria Liminares y que ha contado con la participación de más de ochenta niños. Los escolares de Lumbrales y los pequeños que están pasando este puente en la localidad de origen de sus padres y abuelos han disfrutado con la diferentes actividades programadas.
A primera hora de la tarde niñas y niños acudían al polideportivo municipal, luciendo disfraces típicos de la 'terrorífica fiesta', para participar en los talleres de manualidades organizados por el responsable de la biblioteca municipal, Victor Arroyo. En turnos, establecidos por edades, desde los 3 a los 11 años, y con ayuda de madres y padres, los pequeños pintaron globos, recortaron y pintaron caretas con murciélagos y calabazas y elaboraron piruletas fantamas. Después llegó el momento de los juegos y los bailes con la animada música, canciones infantiles y otras relativas a la temática de la fiesta de Halloween. Con este ambiente y con las luces de la pista deportiva a medio gas, los pequeños formaron un amplio círculo, alrededor de pequeños faroles y velas.
Al oscurecer se inició un desfile desde el polideportivo a la plaza de la Barrera, un pasacalles acompañado de música e iluminado por los farolitos en el que participaron niñas y niños, padres y abuelos.
Desfile entorno al verraco vetón
Una vez en la céntrica plaza del casco histórico de Lumbrales, que alberga la iglesia parroquial y la Casa de los Condes, los niños rodearon el verraco allí ubicado, figura de granito que es el símbolo del pueblo vetón que habitó en el castro de las Merchanas. Este pueblo prerromano de origen celta ya celebraba una fiesta relacionada con los espíritus, la noche del 31 de octubre.
La celebración del Samhain o Samaín, en la que la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre servía como celebración del final de la temporada de cosechas en la cultura celta y era considerada como el 'Año Nuevo Celta', que comenzaba con la estación oscura. Los celtas creían que esa noche el velo que separa el mundo de los vivos y de los muertos es más delgado que en cualquier otro momento del año. Durante esa noche los espíritus de los difuntos caminaban entre los vivos y por ello los celtas realizaban fiestas y ritos sagrados que incluían la comunicación con los muertos. Era habitual colocar una vela encendida en las ventanas para que los muertos "encontrasen su camino.
Esta noche, los niños de Lumbrales colocaron farolillos y velas entorno a la figura del verraco y dieron varias vueltas alrededor como un juego, una actividad más de la fiesta de los difuntos que hoy llamamos Halloween.