La vida pasa como el toro embiste a los engaños del torero. Al final nos volvemos resabiados y ya no entramos. Nos queda decidir si vamos a por el torero o nos damos la vuelta a los toriles donde al final también nos espera la muerte.
Hay personas que mueren sin haber hecho nada trascendente salvo dar una corta vuelta o ni siquiera eso, media vuelta al ruedo. Han pasado sin enfrentarse a la vida. Otros se enfrentan y dan de sí, algunos menos incluso se dan a los demás. Pero al final el agradecimiento es el mismo. La valía parece que en estos tiempos pasa por la entrepierna o como se decía antes por la alcoba de las que hoy quedan pocas.
A los que nos duele la vida y España cada día nos duelen más cosas. Asistimos a la normalización del aborto, de la eutanasia, a la cirugía del cambio de sexo gratis mientras no se financian medicamentos para el cáncer de mama y seguimos juntando tapones de plástico para ayudar a los niños con cáncer. Se contratan más de 55 millones de euros en campañas publicitarias para 2023, año electoral, al margen de los presupuestos, para repartir en medios de comunicación. No queda mucho de la democracia que conocimos durante la transición. Millones que irán dando la puntilla a la poca libertad que va quedando en las columnas de opinión con escusas en que google nos penaliza por tal frase, que la columna excede de líneas, que ha sido publicada en otro medio, con tal de ir apartando las palabras que aportan sensaciones, análisis, contenido y reflexión. Hay que borrar el pensamiento.
El triste periodo de la ceja borró de la mayoría de las nóminas a los muchos de los que escribían de opinión cobrando, también hizo desaparecer a muchos medios de comunicación que se publicaban en papel. Cientos de profesionales de la comunicación se fueron al paro, a opositar, a la hostelería y a la jubilación anticipada. No fue sólo la digitalización fue el amordazar a la libertad que no se podía controlar. A lo que según la mugresía está bien o está mal. El periodismo murió cuando los periodistas dejaron de escribir para sus lectores y empezaron a escribir para sus jefes.
Ahora que las protestas del descontento se extienden por toda Europa en un contexto de miedo e incertidumbre. Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, República Checa, etc., registran manifestaciones contra el encarecimiento de la vida, la inmigración ilegal, la delincuencia, la energía y el frío. Aquí nadie dice nada somos muy chulís y no nos va a pasar nada; los demás países están asumiendo un gran riesgo de explosión social. La prensa no recoge nada estamos más tiesos o anestesiados en todos los sentidos que el palo de una escoba. De los sindicatos ya nadie se acuerda, ni están ni se les espera. Las prostitutas y los camellos están notando que ya no hay tanto progreso. Poderoso caballero es don dinero. La represión financiera significa robar dinero a los ahorradores y a las personas mayores lentamente. La parte lenta es importante para que el dolor no sea bastante evidente. Es la nueva normalidad. Hasta que no tengamos nada y seamos felices.
No pasa nada España por fin es un país ecosensible, resilente, feminista, polisexualizado, mugresoide y en camino de su islamización. La educación es un lastre fascista del que hemos sabido desprendernos. Saben que han perdido en voto de los nacionales o del sentido común porque ya no pueden engañar más. Ahora van a por el voto extranjero que aun no sabe de qué va el engaño y el precio es regalar la nacionalidad de nuevo. El gobierno ha hecho que se colapsen los bufetes de extranjería con una nacionalización masiva y sin reglas. La nueva ley que ha entrado en vigor otorgará la nacionalidad española incluso a los tataranietos de los exiliados por el franquismo o no sin que exista reglamento. Los gobiernos buscarán una emergencia tras otra para mantener su poder. Nunca se sabe lo que puede salir de detrás de un arbusto.