Es lo que llevo haciendo a lo largo de treinta años de mi vida. Buscar lo que los afectados dicen que es útil es lo que pretendo aquí.
Me ha sido fácil ver lo positivo de las personas. Sobre todo de los jóvenes más vulnerables. Ver las sillas de rueda invisibles para no culpar por prejuicios.
Se dan muchos diagnósticos como transtorno por estrés postraumático, TADH, trastorno del apego. Pero con medicación o sin ella necesitan ser bien queridos.
No juzgar a la ligera a hijos y familias también es un buen principio.
Cuando ha aumentado tanto la violencia filioparental, el bullying, la violencia de género, el consumo de drogas en jóvenes, la violencia sexual,…
La postura del educador es saberlos querer dando alternativas exitosas. No suelen funcionar los sermones del perfecto profesor o diversos personajes. Evidentemente hay que proteger al débil antes de atender al verdugo. No somos cómplices de delitos. Pero seguimos al lado también de los agresores para buscar cambios de conducta.
Hay que construir nuevos caminos con él o ella en que se reduzca el riesgo de los otros. Nuestros mensajes cortos deben estar enraizados en su cultura y en sus emociones. Podemos hablar de católicos, musulmanes, gitanos, tiktokers. El máximo tiempo de su vida no lo dedican a leer la Biblia o el Corán.
Me sorprende ver que fallan los vicios sanos en los que se invierte mucho. Parques de atracciones, viajes al extranjero, circo, cine, deporte. Siempre es un alternativa tenerlos muy ocupados y en presencia de un adulto significativo. Que a veces escasean. ¿ Qué es la autoridad moral?.
En estos acompañamientos inevitablemente asumimos grandes riesgos. ¿ Por qué lo hacemos ?. ¿ Hay ojos externos que evalúan nuestra función en la resolución de conflictos?.
La escuela debe estar más enlazada con la vida de cada alumno para ser útil diariamente, no sólo en un futuro enlatado donde caben unos pocos y no los de exclusión social.
Hay que desenmascarar a padres, madres, profesores y educadores. Nos parecemos más de lo que creemos a las personas conflictivas. La humildad verdadera es una necesaria virtud. Para acompañar en situaciones de conflicto debemos redefinirnos y externalizar los problemas de las personas sin dañarlas porque no cumplen normas, establecidas por unos privilegiados que vivimos en burbujas de bienestar. Estar al lado de los últimos no es un ratito que nos sobra para tranquilizar la conciencia.