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Actualizado 17/10/2022 16:35:30
Redacción

Desde apostar por los productos de temporada a planificar los menús de la semana o realizar la compra en distintos supermercados

Ahorrar en la cesta de la compra es posible poniendo en práctica algunos sencillos consejos, y sin que ello signifique renunciar a una alimentación rica y variada. Estas son algunas de las claves para ahorrar a la hora de llenar la nevera.

  1. Planificar los menús de la semana: De esta manera, podremos comprar lo que realmente vamos a necesitar para cocinar, y, de paso, será más fácil que identificar ofertas.
  2. Fijar un presupuesto de gasto coherente: Establecer cada semana un presupuesto para ir al supermercado. No se trata de recortar la compra de productos que realmente necesitamos, sino de tener una disciplina en el gasto que nos permita planificar mejor.
  3. Consultar las webs de los supermercados más próximos: De este modo, sabremos de antemano a nos te interesará ir para que nos resulte más económico.
  4. Recuperar la despensa: Si disponemos de despensa para guardar los alimentos, hay que aprovecharlo. Con frecuencia, los establecimientos lanzan promociones del tipo ‘compra 3 y paga 2’, o ‘el segundo artículo a mitad de precio’, con las que podremos ahorrar a largo plazo.
  5. Comprar en diferentes supermercados: Analizar en qué productos destaca cada uno de ellos por su precio o por sus ofertas. Invertiremos más tiempo en hacer la compra, pero reduciremos los gastos.
  6. Productos de temporada y compra a granel: Los productos de temporada suelen ser más económicos. Esto es especialmente importante sobre todo en frutas y verduras. Por otro lado, los productos embolsados o en bandejas suelen ser más caros que a granel.
  7. Fecha de caducidad cercana: Algunos establecimientos abaratan el precio de productos cuya fecha de caducidad está próxima. Si sabemos que los vamos a consumir pronto, es una buena estrategia para ahorrar un dinero.
  8. El congelador, un aliado: Comprar productos en gran cantidad suele derivar en precios más económicos. Por ejemplo, adquirir bandejas de carne de más de un kilo que podamois almacenar en táperes en el congelador. Lo mismo podemos hacer con el pescado o con productos envasados y ya preparados para ello, como ciertas verduras u hortalizas.

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