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Actualizado 14/10/2022 17:08:45
Redacción

La compatibilidad del IMV con los ingresos procedentes de rentas del trabajo o de la actividad económica por cuenta propia, mejorará las oportunidades de inclusión social y laboral de los beneficiarios de esta prestación

Un incentivo al empleo en el Ingreso Mínimo Vital (IMV). Esta es la novedad que entrará en vigor a partir de enero de 2023. Incentivo que se activará cuando los beneficiarios de la prestación vean incrementados sus ingresos del trabajo porque hayan encontrado empleo o mejorado sus condiciones.

La cuantía del incentivo dependerá de la composición del hogar, de la cuantía del incremento salarial y del tipo de movimiento. Así, las cuantías serán más altas para los hogares con menores a cargo, con especial atención a las familias monoparentales y en las que conviven personas con discapacidad.

Además, al principio, el incentivo será mayor y, a medida que se produce el incremento de salario, el incentivo modera su crecimiento. Asimismo, la cuantía será más alta si la persona estaba fuera del mercado laboral y se incorpora a él, que en el caso en que ya estuviera trabajando.

Por ejemplo, una persona que vive sola y no ha tenido ingresos el año anterior recibe un IMV de 5.899,60 euros al año. Si al año siguiente, el Instituto Nacional de la Seguridad Social revisa la prestación y observa que ha tenido ingresos por valor de 1.000 euros, el IMV se reduciría en la misma cantidad, por lo que se quedaría con un IMV de 4.899,60 euros al año. No obstante, al aplicarse el incentivo al empleo, recibiría 1.000 euros extra que, sumado al IMV y a los 1.000 euros de su empleo, darían un total de 6.899,60 euros al año.

De esta forma, la existencia del incentivo hace que esa persona no pierda en la prestación lo que ha ganado como ingresos del trabajo, y su renta total es siempre creciente por lo que le compensa trabajar, según precisan desde el Ministerio de Inclusión.

Además, puede darse la situación de que la persona supere los ingresos para percibir el IMV pero siga cobrando el incentivo. Por ejemplo, una persona que vive sola y no ha tenido ingresos el año anterior pasa a tener unos ingresos de 6.000 euros. Si no existiera el incentivo, dejaría de recibir el IMV, pero al aplicarlo, el incentivo sería de 4.147,31 euros, por lo que la renta de esa persona sería de 10.147,31 euros al año.

En el caso de una familia monoparental con un menor a cargo que no ha tenido ingresos el año anterior, esta recibe un IMV de 10.737 euros al año -hay que tener en cuenta que las familias monoparentales tienen un complemento del 22% de la prestación-. Si al revisar el IMV se observa que ha tenido ingresos por valor de 1.000 euros, se aplicará un incentivo de 1.000 euros, por lo que su renta será de 11.737 euros al año.

El incentivo, aunque entrará en vigor el 1 de enero de 2023, no empezará a pagarse hasta mitad de año, que es cuando se revisa la prestación para comprobar si ha habido cambios. Al no tratarse de una nueva prestación independiente del IMV, no se tiene que solicitar sino que se calcula de oficio y solo se activará si se producen cambios en los ingresos del trabajo.

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