Yo lo conocí por la figura de Antonio Romo, alguna vez fuí a sus Misas navideñas. La iglesia era un centro social y un refugio. ¿ Qué es ahora?.
Este año hemos empezado a gestionar su ludoteca. Carmen una de nuestras estrellas de Santiago Uno junto con Laura que lleva varios años, han empezado a leer, dibujar y jugar con las niñas y niños del barrio.
Yo espero hacer alguna asamblea con las familias y mis alumnas de integración social. Podemos aprender mucho de esos vecinos. Últimamente lo he paseado con Teresa, vecina y luchadora.
Hace ya muchos años yo iba con un Peugeot rojo en busca de algún santiaguero fugado con cierta frecuencia.
Ahora queremos compartir nuestros vicios sanos del circo, cine, deporte, educación ambiental con los niños de allí. Queremos ofrecer a los más mayorcitos la posibilidad de estudiar nuestras formaciones profesionales para tener la ESO.
Las casas bajas de antiguos ferroviarios, las antiguas escuelas ocupadas, la carretera que separa el barrio, nuestro ropero en el que colaboran y los itinerarios de inserción laboral en el que participan varias madres y padres.
Es un barrio con alma al que nos unen sueños de una sociedad con mayor igualdad de oportunidades y el respeto a una pluralidad cultural. Debe ser un barrio mestizo, me gusta más esa palabra que la manida interculturalidad.
Sería bueno que los niños de las familias de Puente Ladrillo no tengan que ir a viviendas de protección porque en el barrio hay suficientes recursos de educación y apoyo por las autoridades responsables del ayuntamiento. Esto no es cuestión de sacarse fotos en tiempos de elecciones y poner etiquetas.
Hemos demostrado a lo largo de más de treinta años que nuestros compromisos son firmes y duraderos . Esta causa nos motiva a salir del ombliguismo de las propias organizaciones sociales.
Hacer una inmersión en el barrio con todo el potencial de nuestra empresa de inserción ecotono integración y nuestra Fundación Mil Caminos da sentido a nuestra existencia . Los santiagueros buscamos mundos auténticos sin postureos, ni máscaras, donde poner en práctica nuestra mejor versión. Nuestro propósito es integrar ecosocialmente a los “últimos”, a los menos tenidos en cuenta, a los etiquetados con discriminación.
Yo quiero descubrir la alegría sana de las familias y compartir recursos.